En los mercados de Tarqui y Manta, en Manabí, hay poco movimiento comercial. La venta de pescados se mantiene baja y los que se ofertan subieron de precio.
Eso ocurre, por ejemplo, en la feria Playita Mía de la parroquia Tarqui. Cerca de allí desembarcan los hombres del mar con sus aparejos y sus lanchas de fibra de vidrio.
Los 30 mesones de color azul están casi vacíos. Los pocos compradores miran la poca carne y se retiran. Algunos compran caritas, perelas, cabezudos, lenguados y porciones de sardinas frescas. Se quejan de que no hay variedad.
Jorge Cedeño vive del comercio del mar. Según él, la luna está clara desde hace 12 días, “por eso es que los pescadores tienen pocas capturas. Hay que esperar para la próxima semana cuando empezará la temporada alta”.
Por ahora, los pescadores atrapan también algunos tiburones y el pez denominado ‘wahoo’. “Esperamos que termine la veda del atún y del dorado para que el comercio se intensifique”, dice Fabián Alcívar, comerciante de Portoviejo.
El picudo también está escaso. En su reemplazo llegan otras variedades de pescado desde Puerto López, Machalilla, Los Arenales, Jama, Pedernales e incluso de Esmeraldas.
En las secciones de mariscos tampoco hay abundancia. En su lugar se oferta ‘wahoo’, pero la gente considera que su carne es un poco dura. Aún así se vende a USD 3,50 la libra.
Fabiola Santa, ama de casa de Abdón Calderón situado en la zona alta de Manta, no se resigna. “Ojalá la próxima semana los pescadores puedan atrapar otras especies”.