Entre medallas ganadas en el baloncesto y libros de jurisprudencia creció Fernando Yávar Umpiérrez. Su alta estatura fue uno de los atributos que, desde joven, le sirvió para seguir los pasos de su padre.
Fernando Yávar Núñez fue figura del baloncesto ecuatoriano a fines de los 70 e inicios de los 80; y su hijo heredó esa pasión. Desde los 17 años, el joven Yávar se destacó como pívot en el quinteto titular de los equipos en los que actuó. En esa posición lideraba el ataque en la cancha para lograr canastas.
Hasta los 20 años cosechó triunfos con la camiseta del Ecuador y del Guayas. El presidente de la Asociación de Basquetbol de la provincia, Enrique Segura, lo recuerda como un buen jugador, pero con una carrera fugaz. El joven cambió las canchas por las cortes. Ahora solo juega cuando queda “algo de tiempo”.
Cuando era seleccionado estudiaba en el Colegio Nuevo Mundo. En esa institución, de clase alta, también cursó la primaria. Allí aprovechaba la hora del recreo para jugar con sus compañeros.
En junio del 2002 se graduó como abogado en la Universidad Católica de Guayaquil. Por el liderazgo que le reconocían se candidatizó a la presidencia de la Federación de Estudiantes de Derecho, con el movimiento estudiantil Lex 81; pero no venció.
Comparte la pasión por las leyes con su padre. En el mismo año de su graduación publicaron un libro juntos: ‘Breves comentarios al nuevo procedimiento penal’.
El joven de birrete ahora tiene 33 años. Es corpulento, mide más de2 metros, lo cual le da un aire de estrella de la lucha libre en rueda de prensa, cuando se lo ve con lentes, terno de sastre y corbata.
El padre actualmente es fiscal Segundo del Guayas. En cambio su hijo es el tercer integrante del Consejo de la Judicatura Transitorio (CJT). Por ese cargo tiene que sortear sus días entre Guayaquil y Quito. Su esposa, Dennisse Icaza, lo define como un hombre dedicado a su familia. Ambos estudiaron leyes en la misma universidad y tuvieron un noviazgo de seis años. Tienen dos hijas, una de 4 y otra de 5 años.
Icaza cuenta que su esposo no tolera la impuntualidad. Pero llegar a tiempo es algo complicado en una familia con tres mujeres. Meses después de que ella se graduara, en agosto del 2004, se casaron. “Me quería casar desde mi último año en la U”, cuenta Icaza.
Yávar en su época de estudiante universitario disfrutaba especialmente de algunas materias, sobre todo de la derecho penal. Paradójicamente fue ayudante de cátedra de Juan Vizueta, actual vicepresidente del Colegio de Abogados del Guayas (CAG).
El maestro, entonces con 10 años de experiencia en la cátedra, salía un día de clases cuando el joven lo abordó. Le pidió asistirlo en la materia y Vizueta lo puso a prueba. “Como asistente fue excelente, pero el tiempo transforma a los hombres”, dice Vizueta.
En cambio, Yávar contó que “se podría decir que me tiré el ciclo al hombro”. En cada escalón que ha recorrido como funcionario público, el vicepresidente del gremio ha estado presente.
Cuando Yávar fue fiscal del Guayas, la esposa de Vizueta era su secretaria. Luego, en el puesto de director encargado del Consejo de la Judicatura del Guayas, el gremio pidió su destitución por una supuesta manipulación en el sistema de sorteos. Más adelante ambos personajes se volvieron a encontrar en el concurso a Fiscal General: Yávar era uno de los 10 miembros de la Comisión de Calificación. Vizueta sacó 91/100 en el examen, pero luego le bajaron 10 puntos. Eso desencadenó la renuncia del aspirante, quien calificó la rebaja como “rencilla”.
La disputa con su gremio
Cuando el actual vocal del Consejo Transitorio mira hacia atrás, exclama que “a estas alturas del partido ya me quedan pocos amigos”. El gremio mantiene la polémica sobre la carrera judicial de Yávar. La Federación Nacional de Abogados del Ecuador inició una demanda en la Corte Constitucional para que sea destituido del Consejo Transitorio. El secretario del gremio, Pedro Granja, argumentó que Yávar no cumple con el requisito de ejercicio profesional, al menos por 10 años.
Para Yávar la norma no se aplica a un Consejo provisional. Pero Granja cree que ese es un argumento “absolutamente ridículo”, debido a que los otros dos vocales del CJT sí cumplen con el requisito. Hace dos semanas, Yávar fue expulsado del CAG por haber afectado “gravemente el prestigio institucional”. Pero antes intentó curarse en salud, pues ya había pedido su desafiliación por no sentirse del grupo.
Esto fue tomado por la directiva del gremio como un “intento desesperado” para evitar su expulsión. Tres días después de su separación, a siete directivos del Colegio se les dejó sin efecto sus nombramientos como jueces.
La llegada de Yávar al CJT se dio en representación de la Función de Transparencia y Control Social. En el Quinto Poder, Pedro Solines, superintendente de Bancos y hombre de confianza del presidente Rafael Correa, fue quien ingresó su carpeta para integrar el tripartito. Carlos Pólit, contralor del Estado, recordó eso el día de su designación. Además, que su hoja de vida había sido la mejor de las postulantes. En su carpeta constaban tres sanciones administrativas que recibió cuando fue agente fiscal de lo Penal del Guayas (diciembre 2005-septiembre 2009). Pero también un fallo del juez Décimo Octavo de lo Penal del Guayas, Julio Vásquez, donde exigía que el expediente de Yávar en la Fiscalía quede inmaculado.
En el dictamen, el juez aceptaba una acción de protección contra el entonces fiscal general, Washington Pesántez. En la última página del fallo, el juez solicitó una certificación en la que se estipulara que Yávar no registraba sanciones durante su período en la Fiscalía, lo cual finalmente se concretó. Eso generó una oleada de críticas en su contra. Pesántez sostuvo que Yávar carecía de “calidad moral” para conformar el CJT.
Además, María Leonor Jiménez, presidenta de la Corte del Guayas, desaprobó que la acción de protección fuera presentada en un juzgado de Durán y no para sorteo en la Corte provincial.
Para la jueza, Yávar debía acudir con su solicitud a las ventanillas de recepción de causas de la Corte. Así el caso debía caer entre todos los jueces de la provincia. Sin embargo, él fue directamente a Durán porque era el juzgado “más cercano” a su domicilio dice. Su vivienda se ubica en la vía a Samborondón.
Antes de ser administrador de uno de los poderes del Estado, también fue director encargado del Consejo de la Judicatura del Guayas (CJG). Llegó a ese puesto cuando Benjamín Cevallos, entonces presidente de la Judicatura, seleccionara su carpeta de entre cinco postulantes.
En sus inicios como abogado perdió casos por la “intromisión de la política” en la Función Judicial, añade sin precisar. Espera que los 18 meses para reformar el sistema judicial sean suficientes. “Ahí sí daría gusto que nuestros hijos sean abogados”. Mientras eso ocurre, al igual que él hizo con su padre, espera que sus hijas lo imiten en el deporte.