Los jugadores del Independiente del Valle a bordo del vuelo chárter que los trasladó desde Quito hasta Medellín para la final de la Copa Libertadores. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
“Al equipo de fútbol. ¿Si me escuchan? Pongan huevos”, suena por los altoparlantes del vuelo 0556 de Tame que traslada a los jugadores de Independiente a Medellín. La voz es de Michel Deller, máximo dirigente del equipo ecuatoriano. Los jugadores rayados arribaron pasada las 19:00 de este lunes, 25 de julio del 2016, para disputar la final de la Copa Libertadores ate el Atlético Nacional.
Entre los pasajeros está Mario Alcocer, utilero del equipo, quien es uno de los más estresados de la tripulación. Cumple funciones casi de padre. Él es el que coordina los puestos y los horarios. También verifica que todos están en el vuelo y que se cumplan los horarios. Él lo sabe todos. Es un ‘relojito’.
A unos metros de él, en uno de los asientos, estuvo el entrenador Pablo Repetto. Antes del despegue se puso audífonos y revisó un vídeo de la primera final ante Atlético Nacional. No lo hizo como parte de su plan, sino porque un aficionado le acercó una computadora para que recordara los momentos más emotivos del primer juego ante los verdolagas.
A tres filas detrás de él, Jonathan González hacia cálculos con los dedos mientras jugaba ‘rumi’ con José Angulo, Bryan Cabezas y Miller Castillo. Sacaron unas moneditas y se pusieron a apostar. La ‘Bala’, como llaman a González, no se sentó durante casi todo el vuelo. Incluso las azafatas tuvieron que pedirle por altoparlantes que se ubique en su puesto para empezar el servicio de comida. “Se demoró porque no hacían caso”, aseguró una de las tripulantes de cabina a este Diario.
Junior Sornoza bromea a bordo del vuelo chárter que los trasladó desde Quito hasta Medellín para la final de la Copa Libertadores. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
A un lado del grupo de González, Daniel Azcona también apostaba con Fernando León, Jhonny Uchuari, Luis Ayala, Luis Caicedo y Junior Sornoza. A su lado, solo observaba Arturo Mina, quien también aprovechó para mirar el paisaje por la ventana.
A las 19:00 aterrizó el avión y un grupo de hinchas alentó al equipo. Fue el único momento donde se escucharon las barras del Independiente. Las azafatas volvieron a pedir que se quedaran sentados: el avión tenía que ser remolcado hasta la terminal del aeropuerto José María Cordova.
Los auspiciantes también tuvieron su espacio. Pony Malta repartió latas de su producto a los jugadores. Uchuari fue quien más los disfrutó.
La final se jugará en el estadio Atanasio Girardot el proximo miércoles 27 de julio desde las 19:45 (hora de Ecuador).
La salida de Independiente en imágenes
Los jugadores de Independiente del Valle se toman un descanso antes de su viaje a Medellín para la final de la Copa Libertadores ante Atlético Nacional. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Pablo Repetto se fotografió con los aficionados en el Aeropuerto de Tababela antes de su viaje a la final de la Copa Libertadores en Medellín. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Librado Azcona desciende del bus que trajo a los jugadores del Independiente del Valle al aeropuerto de Quito. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Michel Deller habló para los medios de comunicación ecuatorianos antes de su salida rumbo a Medellín para la final de la Copa Libertadores entre Independiente del Valle y Atlético Nacional. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Los miembros del equipo logístico del Independiente del Valle arribaron primero al Aeropuerto de Quito con la utilería. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Emiliano Tellechea (c) posa con los aficionados en el aeropuerto de Tababela antes de su viaje para jugar la final entre Independiente del Valle y el Atlético Nacional. Foto: David Paredes / EL COMERCIO
Los jugadores de Independiente del Valle realizan el chequeo de rutina, antes de viajar a Medellín. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO
Los jugadores de Independiente del Valle realizan el chequeo de rutina, antes de viajar a Medellín. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO
Pablo Repetto abordó junto a los ‘rayados’ el vuelo con destino a Medellín. Foto: David Paredes/ EL COMERCIO