Andrés López, jugador de Universidad Católica, tiene una historia familiar y deportiva tatuada sobre la piel. Foto: Santiago Ponce/ EL COMERCIO
Marcos Andrés López, jugador de la Universidad Católica, tiene una frase tatuada en su brazo derecho que dice: “Tú me enseñaste el camino correcto para vivir yo tengo que escoger el camino correcto para morir”.
Este mensaje se lo dedicó hace dos años su hermano Carlos, que es psicólogo profesional, cuando el futbolista militaba en el Deportivo Cuenca.
Sobre la frase tatuada también está el retrato de su hermana Anita, de quien tiene un leve recuerdo ya que murió hace 20 años cuando él tenía 3 años. “No tengo muchos recuerdos de mi hermana por eso me tatué su fotografía para acordarme de ella siempre”, dijo el deportista.
Los dos tatuajes no son una cábala para el jugador, pero sí son una parte importante de su vida profesional pues son un homenaje a sus hermanos y a su madre. “A mucha gente no les gusta, pero deben saber que todos tienen un significado”, reflexionó el volante camaratta.
Su primer tatuaje se lo hizo a los 16 años y es el dibujo de un Cristo. Está ubicado sobre su pierna. En su provincia, Azuay, hay una amplia tradición católica. El último que se hizo fue una pelota de fútbol, en su muñeca, acompañado de símbolos tribales. Se lo realizó durante la temporada 2015.
López comentó entre sonrisas que espera tatuarse el nombre de sus hijos “cuando los tenga”, a pesar que su esposa le aconseja que ya no se tatúe más.
El futbolista llegó a la Universidad Católica en el 2016, proveniente del Deportivo Cuenca, en donde ocupó la posición de defensa desde el 2011 en la categoría mayores. Su primer equipo en divisiones formativas fue el Gualaceo de donde él es oriundo.
Pese a que se desempeña en la defensa anotó goles con los morlacos. En el elenco del ‘Trencito Azul’ todavía no los ha conseguido, en los 16 cotejos que ha ingresado al campo de juego en esta temporada.