En la edición de EL COMERCIO del 15 de mayo, un artículo de Marco Arauz dice que “la complejidad y la riqueza comunicacional es lo que define a las sociedades contemporáneas”. Me parece que el articulista tiene razón y que es un deber de los ciudadanos contribuir a ello, en la medida de sus posibilidades. En relación a lo anterior, la situación actual en Ecuador es la siguiente: por un lado, las personas que a veces aclaramos ciertas críticas que se hacen al Gobierno, nos sentimos en franca minoría en los medios de comunicación; por el otro, los opositores piensan que no debería haber información gubernamental.
En la citada edición también hay la carta del Sr. Patricio Martínez sobre los 30 000 dólares que cuesta cada Enlace Ciudadano, según el presidente Correa.
Yo creo que es apreciable que sean transmitidos solamente por radios y televisoras que se “enlazan” en forma voluntaria. Hay opositores que nunca los han escuchado, pero opinan sobre ellos. Personalmente, gracias a los Enlaces Ciudadanos he aprendido mucho de economía y ahora comprendo mejor a este país.
No es correcto mantener opiniones alejadas de la realidad, como que el chef belga todavía trabaja en Carondelet, cuando dejó de hacerlo hace algunos años. Además, el Presidente no “duerme en palacio”, como dice el señor Martínez, sino en su casa, por lo cual su familia hace compras en el supermercado y paga la luz y el teléfono como cualquiera de clase media. Yo aprecio que el Presidente haya pasado bastantes días y noches en Manabí después del terremoto porque ha estado trabajando. Él ha conversado con miles de personas y solamente a una le llamó la atención, así que tampoco es correcto referirse insistentemente a este hecho.