Los compañeros de universidad de Angie Carrillo preparan un homenaje de despedida. Ellos colocaron un listón negro en el ingreso de la Facultad de Medicina. Foto: EL COMERCIO
Un enorme listón negro y un cartel plateado con el nombre de Angie Carrillo, se colocaron la tarde de hoy, jueves 5 de mayo de 2016, en el ingreso principal a la carrera de Medicina de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo, en Riobamba.
En ese sitio estudió hasta el segundo semestre la joven de 19 años, quien fue encontrada sin vida ayer, miércoles 4 de mayo, en una quebrada de Carcelén, al norte de Quito. Allí sus compañeros y amigos preparan una campaña para pedirle a las autoridades celeridad en el caso y que el crimen sea declarado un femicidio.
Marchas, veladas, un día de oraciones dedicadas a Angie y un homenaje póstumo son las actividades programadas por la Asociación de Estudiantes de esa carrera para finalmente despedirse de su compañera, tras dos años de su desaparición.
“Ya no queremos ver más sillas vacías en nuestras aulas. Angie es la segunda politécnica víctima de la violencia de género”, dice María Augusta Orozco, coordinadora de la Secretaría de la Mujer de la Asociación de Estudiantes.
En los pasillos de esa escuela, todos los estudiantes comentan lo sucedido. Muchos no conocían personalmente a la joven, pero la recuerdan como una de las “señoritas novato más bonitas que ha tenido la Facultad”, eso comentan cuando miran una fotografía donde se la ve posando con un vestido blanco de brillantes y su banda de reina.
Es que según recuerdan sus profesores y amigos, Angie no solo se destacaba por su inteligencia y por su carisma alegre, sino también por su belleza. “Sus ojos grandes y su sonrisa bonita eran sus mejores atributos. Nunca olvidaré los momentos que compartimos”, cuenta Daniela G., una de sus amigas más cercanas.
Angie desapareció el 28 de enero del 2014, en Riobamba. Cuando salió de su casa le dijo a su mamá, Yadira Labanda, que requería retirar dinero del cajero automático para costear algunos gastos de sus estudios.
Lo último que se conoció de la joven, es que retiró USD 20 y se embarcó en un bus a Quito. Su exenamorado, B.V, habría confesado lo que ocurrió después. Según el relato de su madre, el procesado, admitió haberla llevado a su casa, estrangularla y golpearla con una piedra, en una declaración a los investigadores de la Fiscalía General del Estado.
“Angie viajó a Quito para terminar la relación. Ella le pidió que no la busque más, y él en un arranque de rabia la mató. La investigación se demoró porque él negaba, no había pruebas, nada”, dijo Labanda.
Desde su desaparición, en Riobamba sus amigos emprendieron una campaña para buscarla. Colocaron sus fotografías en toda la ciudad, en las terminales de autobuses, en las parroquias rurales y en las redes sociales.
También realizaron marchas y veladas para concienciar a los responsables de su desaparición y pedir que la devuelvan sana y salva. Ellos aún tenían la esperanza de encontrarla con vida, pues días después de su desaparición apareció ‘en línea’ en sus cuentas de Whatsapp y Facebook.
“Encontrarla muerta nos llena de dolor, pero también es una lección para todos. Necesitamos generar conciencia sobre la violencia de género, les pedimos a nuestras compañeras que no callen cuando sean víctimas de agresiones porque no queremos ver más sillas vacías en las aulas”, dice Orozco.
Ella cuenta que Angie era conocida en la Escuela de Medicina por su alegría y entusiasmo, pero en los últimos días que acudió a clases se la vio triste y apagada. “Lamentablemente no nos dimos cuenta a tiempo de lo que le pasaba y no queremos que vuelva a ocurrir”.
Mañana, viernes 6 de mayo, a las 10:00 sus compañeros, que ahora cursan el sexto semestre, realizarán un homenaje de despedida. Llevarán fotos, velas y orarán para que pueda descansar en paz.