Los chicos jugaron junto a sus personajes de Disney favoritos. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Los militares llevaron una sorpresa a los niños y a los adultos de Seminario San Pedro, un barrio de Portoviejo que fue impactado por el terremoto.
El sargento Marcelo Castillo se puso una nariz roja, la cabo Irene Fonseca jugó con los niños y anunció la llegada de “unos amigos”.
Mientras anunciaba a sus amigos y los niños permanecían con los ojos cerrados, por un gran portón entraban los personajes de Disney, como el Pato Lucas, Pluto, Mickey y Minnie.
Los pequeños abrazaron y se rieron con los muñecos.
Javier Cevallos tuvo la idea de llevar a los personajes. Lo hizo porque a su hija de 9 años le impactó fuertemente el sismo. “No pudo gritar y ahora dije ayudemos a los niños”, indica Cevallos.
Por eso tomó contacto con Jorge Palma, dueño de los muñecos, y con los militares, para que les acompañen.
Los niños se divierten en Portoviejo
Los militares visitaron a los niños de Seminario San Pedro, en Portoviejo. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Los sargentos realizaron una serie de actividades con los niños para que estos olvidaran por un momento los recuerdos del terremoto. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Marcelo Castillo, uno de ellos, se puso una nariz roja para entretener a los infantes. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los niños se divirtieron junto a los militares y aprendieron de su labor. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
Esta terapia ayuda a los damnificados a relajarse y evitar secuelas del sismo como temores, pesadillas y agresividad. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Para alegrar aun más la jornada, los militares llevaron al lugar personajes de Disney como Minnie y Mickey. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Los chicos abrazaron a sus personajes favoritos y jugaron junto a ellos. Foto: Diego Pallero / EL COMERCIO
Tras el terremoto de 7.8 grados en la escala de Ritcher, varias personas han brindado su apoyo a los damnificados. Foto: Diego Pallero/ EL COMERCIO
La cabo Fonseca habla a los niños. Pide que cierren los ojos y que imaginen un lugar tranquilo.
Luego pregunta a viva voz. ¿Cómo están? Nos sentimos bien, responden los pequeños y aplauden.
Este tipo de terapia les ayuda a que los niños se olviden de los recuerdos que dejó el sismo del 16 de abril. Las secuelas inmediatas son: temor, pesadillas, agresividad.
Eso lo sabe la soldado de Sanidad Melisa Lemarie. Ella también trabaja con los adultos. La terapia es casi similar. Los juegos terminan en risas.
Todos se acuerdan los segundos que duró el terremoto de 7.8 grados, pero Jhonny Pinoargote dice que han vuelto a reír, que los manabitas son fuertes de fe y de esperanza. Y que por eso van a salir adelante.