Sí, no hay palabras. La prueba que estamos pasando luego del sismo del día sábado 16 es una prueba que solo papá Dios nos podrá explicar un día. Mientras tanto, hay que levantarnos, estar unidos, mirar al frente, ni un paso atrás. ¿Fácil? Para nada. Nuestro Ecuador del alma, sacudido, desarmado; muchísimos fallecidos, propios y foráneos.
Tenemos que resaltar la unión, la generosidad de toda la población. El trabajo de reconstruir, tiene que ser la suma de la acción y la oración. Solo Él nos puede ayudar; que nos ilumine a todos, en especial a los que entre sus manos tienen la última palabra; de una manera muy, pero muy especial al Sr. Presidente, al Sr. Vicepresidente.
¡Qué duro!, ¿Verdad? Lees la prensa en estos días. La primera noticia, algo sobre el terremoto de 7,8 grados; luego el terremoto que ha sacudido al Japón, 3 en los últimos días; los cientos de ahogados en el mar Mediterráneo. Somos humanos, “hermanos”; todos los millones y millones de personas que habitamos sobre la superficie de más o menos 510 101 000 kilómetros cuadrados.
Tenemos que resaltar la unión, la ayuda, ese abrazo entre hermanos que ha producido que nos demos cuenta de que somos una sola cosa. Lástima que para reaccionar, el costo ha sido muy alto. Hay demasiados seres humanos muertos. Hagamos un esfuerzo, caminemos juntos. Entre todos levantaremos al Ecuador. ¿De acuerdo?