¿En qué se parecen? Pues ustedes verán. La Alcaldía de Quito tiene una decisión difícil, que ha sido relegada de administración en administración. La actual Alcaldía tiene mucho mérito en encarar este asunto y no haberlo despachado debajo de la alfombra, como se ha hecho anteriormente.
Pero qué quiteño, en su sano juicio, desearía que en la puerta de su casa se instale un burdel o varios burdeles. Es comprensible la situación de aquellos vecinos que creen saber por dónde va la decisión de la ciudad y se levantan en protesta, en contra de esta situación. Creo que de la misma manera que un país debe solo por referéndum decidir si desea o no un tirano de por vida, Quito debe decidir en las urnas si desea o no una zona con o sin bulevar para las trabajadoras sexuales. En fin, una decisión difícil que atañe a toda la población requiere una consulta popular. Ahí la semejanza entre prostitutas y tiranos. Existen otras, pero no cabe mencionarlas.