Hay que reconocer con humildad que la intervención del presidente Correa en la ONU tuvo algunos aciertos: leyó su discurso en castellano, lo que de antemano agradecemos porque todavía recordamos con amargura los difíciles momentos que pasamos al escuchar sus discursos en inglés.
El auditorio estaba casi vacío, algo que en lugar de criticar debería agradecer, porque quienes permanecieron sentados no deben haberle escuchado, como nosotros, todos los sábados el trillado discurso de alabanzas a su gestión. Las citas a santos y a filósofos fueron correctas aunque un tanto excesivas y una de ellas, la frase del sofista Trasímaco: “Lo justo es lo que le conviene al más fuerte” (tomada de los diálogos platónicos), nos permitió conocer el origen del sistema de Justicia que hoy tenemos en el Ecuador. Pero el mayor acierto lo tuvo el Secretario General de la ONU, cuando llamó la atención de los líderes mundiales que pugnan por reelegirse y permanecer en el poder, sin respetar el período para el que fueron elegidos.
Prolífica la cita mundial en enseñanzas, que esperamos sean recogidas y puestas en práctica por los asistentes.