Gerardo Coral, record en bicicleta estática. Gerardo Coral de 81 años pedaleó en su bicicleta estática durante 60 minutos, impuso una marca de 43 kilómetros.
El deportista Gerardo Segundo Coral, de 80 años de edad, impuso el récord nacional por pedalear, sin detenerse, durante una hora sobre una bicicleta estática. Ocurrió el 25 de septiembre del 2015.
El fuerte eco de un silbato le dio la señal a este expedalista profesional para empezar con el reto, que se desarrolló en el coliseo Luis Leoro Franco, de Ibarra, capital de la provincia de Imbabura, en el norte de Ecuador.
Una vez lograda la hazaña, su hija Miryam le colocó una Bandera de Ecuador en la espalda y él en gratitud mostró una amplia sonrisa y luego no pudo contener sus lágrimas. Gerardo tiene cuatro hijos.
En la mañana, antes de emprender este reto, don Gerardo, como le llama la mayoría de vecinos, se encomendó a Dios y a San Pedro, de quien es devoto. El fornido pedalista lucía una licra con los colores patrios: amarillo, azul y rojo. Además, sus dedos estaban protegidos por una guantes.
Los entrenamientos para esta meta empezaron hace cinco meses, señaló su otro hijo Damián Coral, que también es apasionado por el ciclismo. Sin embargo, en las tres últimas semanas las prácticas se intensificaron, hasta el punto de ejercitarse, al menos, dos horas diarias.
Durante los 60 minutos, este carchense, que nació en Tulcán, pedaleó hasta conseguir que el velocímetro marque un recorrido de 43,2 kilómetros. “Mi objetivo era llegar a los 40”, le comentaba emocionado a su vástago Damián, mientras este le abrazaba, como una muestra de felicitación.
El desafío fue supervisado por Edwin Fierro, juez de la Unión Ciclista Internacional (UCI), ente oficial encargado de la organización, regulación y control de esta disciplina a nivel competitivo.
El referí señaló que antes otros dos ecuatorianos intentaron imponer este récord, pero no lo consiguieron. “En el primer caso, un pedalista debió retirarse a los 40 minutos. El otro a los 46. Ambos casos fueron por recomendación médica”.
Durante esta actividad, a don Gerardo también le alentaron con barras sus dos nietos y un bisnieto. Este último, Gabriel Brusil, de 2 años, le gritaba una y otra vez “tú puedes abuelito”.
El coliseo, con capacidad para 5 000 personas, lució con sus graderíos vacíos. Sin embargo, en la cancha de baloncesto, en donde se instaló la bicicleta, una cámara de video, un proyector y una pantalla gigante, habían una veintena de periodistas que seguían atentos esta prueba.
El aparato electrónico, que fue adaptado a la bici, marcaba la velocidad, el tiempo transcurrido, la distancia recorrido y que calorías consumidas.
Antes y después de la actividad, el médico Jorge Rivadeneira le realizó un examen general para evaluar, entre otras aspectos, su frecuencia cardíaca. El galeno certificó que tenía un 160/90 pulsaciones al inicio, y 160/85 al final, por lo que certificó su buen estado de salud.
Coral no solo le declaró su amor a su esposa Esperanza Caicedo. También al caballito de acero. Quizá por eso, como un largo romance, abrió un almacén de repuestos de bicicletas, que funciona en el centro de Ibarra.
Pero, tal vez una de las mayores satisfacciones es haber logrado que sus tres hijos varones también se enamoren del ciclismo. Uno de ellos, es Julián, que incluso ha sido entrenador de BMX, en varias provincias del país.
Durante la mayor parte de su vida se ha dedicado al ciclismo, comenta Iván Tapia, funcionario de la Federación Deportiva de Imbabura (FDI). “Más allá del tiempo y la distancia que logró realizar, su constancia le permitió conseguir un récord que será difícil de superar”.
Don Gerardo desea que su próximo reto sea participar en una actividad similar, pero en duelo con otros deportistas. Es más, retó a cualquier ciclista del mundo a que se enfrente con él.