El Vista Hermosa tiene el segundo ascensor más antiguo de Quito. Foto: Eduardo Terán / EL COMERCIO
Eran las 02:00 cuando el teléfono sonó. Adormecido, Javier Vizuete escuchó la emergencia y no tuvo otra opción más que salir abruptamente de su casa. No es policía, médico ni bombero. Pero con frecuencia recibe llamadas de auxilio, hasta cinco al mismo tiempo. Es el dueño de una empresa que da mantenimiento a los ascensores y cuando se va la luz, no importa si es de día o de noche, su teléfono no para de sonar.
Llegó a la 6 de Diciembre y Eloy Alfaro a las 02:20, a un edificio donde meses atrás había colocado un ascensor.
Diez personas en estado etílico habían ingresado y como sobrepasaron el peso el aparato paró. Patearon la puerta y la máquina se bloqueó. Le tomó tres horas rescatarlos. Sacó a las personas, una por una; pero luego lo insultaron.
El que una persona se quede encerrada en un ascensor es más frecuente de lo que parece.
En lo que va del año, el Cuerpo de Bomberos ha registrado 11 casos relacionados con personas atrapadas en ascensores.
Javier, con más de 35 años de experiencia en ascensores, cuenta que el sistema de los elevadores modernos no falla, pero cuando hay corte de luz y no hay planta de emergencia, ocurren las emergencias.
Prefiere llegar antes que los rescatistas, de lo contrario, corre el riesgo de que utilicen herramienta pesada y dañen el sistema o las puertas. Ha liberado a niños, gente de la tercera edad y mujeres embarazadas. Y a personas claustrofóbicas.
No existe una cifra exacta del número de ascensores que hay en la capital. Pero, para Carlos Baraja, docente de la U. Católica, en los últimos cinco años el número ha aumentado considerablemente: en una ciudad compacta como Quito se necesita infraestructura tecnológica que faciliten crecer hacia arriba. Cada equipo cuesta de USD 5 000 a USD 8 000.
El único dato referencial lo maneja el INEC, al registrar que, en el 2013, se entregaron 263 permisos para construir edificios de más de cuatro pisos, en Pichincha. En el 2012 fueron 1 237 y en el 2011, 640. En la Cámara de la Construcción señalan que en la mayoría de estos predios habrá ascensor.
La normativa señala que es obligatoria la instalación de ascensores en edificios cuya altura sea superior a cinco niveles, incluidos los subsuelos. No obstante, hay algunos edificios antiguos, como los de San Carlos, que tienen cuatro y cinco pisos sin ascensores y las personas deben subir las compras, tanques de gas, por 75 escalones. Además, hay propietarios que colocan el aparato en casas de dos o tres pisos.
El boom de estos sistemas empezó en los años 70 y 80, y el oficio de ascensorista se hizo popular. Hoy, los dedos de la mano alcanzarían para enumerarlos, por la modernización que tienen estos sistemas.
En el edificio de 21 pisos del Consejo Provincial hay tres ascensores cada uno con su empleado. En el Restaurante Vista Hermosa, el ascensorista es uno de los atractivos, por su vestuario clásico y porque opera el segundo ascensor más antiguo de la ciudad. Empezó a funcionar en 1948.
Su interior es de tablón y para ingresar a él, se deben abrir dos puertas corredizas, una de metal y otra de madera. No es necesario presionar ningún botón para elegir el piso al que se quiere llegar. El ascensor tiene freno de mano. Cuando se llega al nivel deseado, Juan Carlos Guamán, ascensorista desde hace cuatro años, gira una palanca y el aparato se detiene de una manera tosca.
A sus 28 años, su oficio es subir y bajar durante toda la tarde y noche. Ser ascensorista lo ha hecho famoso: cada día, se toma al menos tres fotos con turistas que arriban al lugar.
Viejo pero seguro, el aparato recibe mantenimiento cada 15 días. La vida útil de este ascensor se prolongó porque pasó cerca de 10 años parado, antes de que Rodrigo Espinoza, dueño del edificio y del restaurante, lo comprara. El ascensor es el rey de este negocio, por eso recibe un cuidado especial.
Hoy los ascensores ya no son manuales. Tienen cerebros electrónicos que lo controlan todo. Según Diego del Castillo, expresidente de la Cámara de la Construcción, hace 40 años se empezaron a levantar edificios altos con ascensores en la ciudad, especialmente en la González Suárez y en la 6 de Diciembre. Al momento, las zonas donde hay más ascensores son las que tienen edificios altos como la República del Salvador, González Suárez, La Carolina, República…
Para Baraja, el ascensor ayuda a entender la vivienda colectiva. En Medellín hay asentamientos de viviendas sociales de 12 pisos que tienen ascensor; una alternativa que debe ser tomada en cuenta hoy que el Miduvi busca impulsar la vivienda colectiva urbana.
Datos
Javier Vizuete explica que hoy el ascensor es más seguro para los condóminos. El visitante recibe una tarjeta que le permite bajarse únicamente en el piso indicado.
Colocar un ascensor cuesta entre USD 5 000 y USD 8 000 por piso, depende del tipo y del tamaño del aparato. Los más populares son los chinos y alemanes.
Se debe realizar un mantenimiento mensual. El precio va desde los USD 200.
La velocidad depende del costo. Viajan desde un metro por segundo, hasta 3m/s.