La casa de Angy Giraldo no pasó la inspección requerida para adoptar un cachorro. La joven tenía otros dos perros y el espacio no iba a ser suficiente para albergar a uno más. A esa conclusión llegaron los voluntarios del Movimiento Unido por la Salvación Animal (MUSA), que impulsa la adopción de mascotas en la provincia de Santo Domingo de los Tsáchilas.
“No queremos que solamente consigan dueño. Lo que buscamos es que realmente tengan un hogar con todas las condiciones. Si no se cumple con eso, el riesgo es que luego de adoptarlo los dueños se den cuenta que no pueden tenerlos y vuelvan a las calles”, dice Fabricio Barros, coordinador del grupo.
El movimiento se formó hace dos años y conciencia a la población sobre la importancia de proteger a los animales. Organiza talleres, jornadas de esterilización y ferias de adopción con las mascotas que fueron encontradas en las calles.
Ayer, 15 de febrero, se hizo la última, con 16 perros y gatos que fueron hallados en estado de desnutrición y enfermos. Los voluntarios los cuidan en sus casas hasta que se recuperan y pueden ser entregados a una familia.
Nueve consiguieron hogar. Los voluntarios fueron a las casas de sus nuevos dueños y verificaron que cumpla condiciones mínimas. Por ejemplo tener cerramiento en la parte delantera en la casa y un espacio para que pueda dormir. Además que los integrantes conozcan lo que implica tener una mascota. Se la debe bañar, pasear, vacunar, atender, etc.
Daphne Barros, fundadora de MUSA, dijo que cada semana conocen entre dos y tres casos de animales arrollados en la calle, abandonados o maltratados. “No queremos que esto siga así. Todos debemos darnos cuenta que los animales también tienen derechos y que es deber de todos hacer que se cumplan”.
En el artículo 249 del Código Penal del Ecuador, el maltrato a mascotas o animales de compañía se sanciona con pena de cincuenta a cien horas de servicio comunitario. “Si se causa la muerte del animal será sancionada con pena privativa de libertad de tres a siete días”.