La reorganización del Gabinete ministerial prácticamente quedó lista, luego del revés del oficialismo en los comicios locales del 23 de febrero.
El presidente Rafael Correa posesionó ayer, 31 de marzo, a un total de 11 funcionarios, que llegan con el objetivo de darle un nuevo aire político al Gobierno.
Sin embargo, al igual que en procesos de cambio pasados, el Primer Mandatario mantuvo su libreto: echar mano de cuadros que ya han colaborado con su administración.
Solo uno de los 11 colaboradores que juramentaron ayer no ha colaborado directamente en el gobierno de Alianza País. Se trata de Omar Simon, nuevo secretario General de la Presidencia de la República.
Entre los cargos públicos que ha desempeñado solo figura el haber sido el titular del Consejo Nacional Electoral (CNE), entre el 2008 y 2011.
Al frente de esa entidad organizó los comicios generales del 2009, así como la consulta popular del 7 de mayo del 2011. Antes, Simon había pertenecido a la Corporación Participación Ciudadana.
El resto de los nuevos funcionarios ya había estado cerca del Gobierno. Entre los casos más emblemáticos se encuentran los de Vinicio Alvarado y Carlos Marx Carrasco. El primero fue durante más de seis años Secretario de la Administración Pública y con el inicio del último período de Correa (mayo del 2013) fue nombrado como titular del Ministerio de Turismo.
Sin embargo, tras los resultados de febrero, el Presidente dijo que era necesario volver a imprimir un enfoque político a la Secretaría de la Administración Pública y resolvió que Alvarado retornara al cargo.
Por su parte, Carrasco fue por más de siete años director del Servicio de Rentas Internas (SRI) y ahora se le encargó la conducción del Ministerio de Relaciones Laborales.
Esa designación, a su vez, dio paso a solo un cambio de posiciones en el SRI. La razón: Ximena Amoroso, nueva directora, ya trabajaba ahí en el Centro de Estudios Fiscales.
En la Secretaría de Gestión de la Política, el Directorio del IESS y en los ministerios de Seguridad y Transportes funcionaron lógicas similares.
A la primera oficina llega Viviana Bonilla, exlegisladora y excandidata a la Alcaldía de Guayaquil, con el fin de impulsar la movilización ciudadana en pro de la ‘revolución’.
Al frente del IESS está Víctor Hugo Villacrés, quien antes había trabajado en los bancos Central y del Estado. Él es el relevo de Fernando Cordero, quien a su vez asumió la Secretaría de Seguridad. Mientras que Transportes está bajo el mando de Paola Carvajal, quien llega desde la Agencia Nacional de Tránsito. A ese organismo llega Héctor Solórzano, quien ya había sido delegado presidencial ante la Comisión de Tránsito. La lógica se repite con la designación de Ledy Zúñiga en Justicia y Rommy Vallejo en Inteligencia.
Sin espacio a otros partidos
Con estos nombramientos también quedó descartado que organizaciones políticas aliadas al oficialismo tengan mayor espacio en el Gabinete.
Específicamente se trata de los partidos Avanza y Socialista Frente-Amplio (PS-FA), que consiguieron 35 y 18 cabildos, respectivamente en febrero.
A raíz de esos resultados -que habían sido destacados por el Presidente- surgió la opción de que el Gabinete abriera sus puertas a esos grupos. Sin embargo, la representación sigue en los mismos términos.
Avanza solo dirige el Ministerio de Industrias a través de su director, Ramiro González. Mientras que ningún cuadro socialista visible ocupa un cargo de primer nivel en el equipo.
Y al contrario de lo que se esperaba, Correa tampoco prescindió de Fernando Cordero, quien había sido señalado por Avanza como uno de los responsables de la no concreción de una alianza (ver más pág. 5). De ese grupo de supuestos responsables del sacudón electoral solo salió Betty Tola de la Secretaría de la Política.
En este marco, solo resta por conocer quién dirigirá Turismo y si el Mandatario asignará funciones a los alcaldes Augusto Barrera y Paúl Granda, quienes no fueron reelegidos en los comicios de febrero.
En contexto
Esta reorganización del Gabinete surgió luego de los resultados de las elecciones seccionales de febrero, en que Alianza País perdió en las principales ciudades. Pero, el Presidente ha señalado que esos cambios estaban programados desde antes de ese proceso.