El caso del caricaturista Bonil, ciertamente, es uno de los tantos que se han dado en el país, con un sabor obviamente amargo. Que cómo se juzgue su dibujo-caricatura que le ha costado tanto problema en el caso de un famoso futbolista de la Selección nacional, está ciertamente supeditado a lo subjetivo y aún a lo ideológico. Quienes comparten con la política del Gobierno, sin duda aplaudirán el que se haya humillado a este afamado caricaturista y por cierto a la acción superlativamente obediente de la Supercom. No obstante, una gran mayoría de personas en todo el Ecuador evidentemente estará en contra de ese proceso persecutorio que acosa a Bonil, amén de que ya se han dado varios casos en contra de la prensa escrita, televisada o radial. Mi respeto como siempre a todas las personas que protagonizan este tema, pero es la primera vez que sucede esta perturbación antiprensa con tanta asiduidad. ¿No es curioso esto?. Una preguntita no más.