Los arqueros y los goleadores del Campeonato aplican métodos y trucos antes de un tiro penal. Ellos dicen que es imposible conocer con anticipación si sus remates o atajadas serán efectivos, pero tienen sus fórmulas para disminuir la ansiedad en uno de los momentos que generan más tensión durante un partido.
La ejecución de un ‘penalti‘ puede convertirse en una especie de maldición para un futbolista como le ocurrió a Roberto Baggio en la final del Mundial de 1994. El italiano guió a su Selección a esa instancia, pero falló el penal que dejó el título en manos de los brasileños. “Por eso, hay que tener mucha personalidad para pararse frente al arquero”, dice el argentino Facundo Martínez, elegido para cobrar los penales en Universidad Católica.
Los entrenadores consultados prefieren elegir a los experimentados para lanzar los remates y, también, los asesoran. Carlos Sevilla, técnico de El Nacional, por ejemplo, obliga a sus dirigidos a patear cinco penales al final de los entrenamientos. La víspera del cotejo esos tiros los ensayan Marwin Pita, Daniel Samaniego y, ahora, Carlos Tenorio. “En caso de que Marwin fallara buscaría a los otros”, admite.
Son pocos los técnicos que prefieren que los propios jugadores designen al encargado de los penales. Uno de estos casos excepcionales ocurre en Barcelona. El DT Carlos Ischia no tiene un cobrador fijo. “El que esté convencido de su capacidad patea”, revela Alexander Pinillo. En caso de que estos jugadores duden la responsabilidad se la destina a Stalin Mota o Federico Nieto. Eso sí, todos ensayan penales, incluso Máximo Banguera.
En Independiente, el elegido es Junior Sornoza. Pero el técnico Pablo Repeto admite que hay un segundo en jerarquía. En el duelo ante Unión Española, Daniel Angulo mostró su enojo porque Sornoza tomó la pelota para marcar el penal.
Este tipo de reacciones son entendibles, dice Luis Granda, asistente en El Nacional. Él advierte que un gol desde el área ‘chica’ puede redimir a un delantero o a un arquero. Él, al igual que otros asistentes, recopila estadísticas sobre los rivales y se las indica al portero. Así, este sabe en qué dirección pateará su adversario, cuál es su pierna hábil y cómo se parará frente al arco.
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Los trucos de los arqueros
Alexander Domínguez, arquero de Liga de Quito y de la Selección ecuatoriana, emplea un método para evitar que le marquen. ‘Dida’ y su preparador, Gustavo Flores, prefieren mantener en secreto su táctica, pero dan pistas.
Una de estas es el físico del ejecutor del remate. El golero analiza el cuerpo de su adversario y su postura corporal. Con esto, decide a dónde se lanzará para intentar despejar el esférico. “La biomecánica del cuerpo humano tiene un equilibrio y te ayuda a aplicar esta estrategia”, cuenta Flores.
Según el argentino, a jugadores como Domínguez, por su estatura (1,96 m), se les dificulta más aplicar su tarea. Con este método se ha preparado en los últimos años y dice que sí funciona. Lo comprobó cuando le tapó un penal al paraguayo Jorge Torales, entonces en Emelec, en el 2009.
El esmeraldeño también apela a las cábalas en los penales. En esos momentos, recuerda a su esposa María Dolores Cabrera y su madre Gloria Carabalí, quienes guardan con reserva sus trucos.
Hernán Galíndez aplica el método de ‘Dida’. Lo empleó, por ejemplo, cuando jugaba para Quilmes, al despejar un remate de La ‘bruja’ Verón, a inicios del 2011. “Se puede adivinar dónde va a patear el jugador, pero esto también depende del momento del cotejo, los hinchas, el estadio… Ahí se puede ver los nervios del rival”.
El arquero tiene estadísticas y sabe si su rival patea a la izquierda, a la derecha, al centro… El golero analiza con anticipación con cuál pierna el jugador ejecuta un tiro penal.
El golero chequea la forma en que se para el jugador, eso le permite tomar distancia.