Entre las 9 y las 10 pm se juega fútbol en la única cancha iluminada del pueblo. No importa si es domingo o lunes. Las tiendas lucen abiertas hasta la misma hora todos los días. Nuevo Rocafuerte es el último pueblo ecuatoriano en el Río Napo. Se llega a esta población la “frontera viva” tras un viaje de 12 horas por el turno (canoa). La vida en este poblado fronterizo es muy diferente a los movimientos comerciales que ocurren en otros puntos limítrofes del Ecuador.
Aproximadamente 900 personas viven en el pueblo construido posteriormente a la guerra de 1941 con el Perú. El nombre del pueblo se debe a que el vecino país se adueñó del pueblo de Rocafuerte, hoy llamado Cabo Pantoja. El gobierno ecuatoriano de ese entonces decidió promover la fundación de un “Nuevo” Rocafuerte para tener presencia en la zona de conflicto.
A lo largo de la calle principal, frente al río Napo, se pueden encontrar los lugares de mayor concurrencia de los residentes: tiendas, aduana, escuela, hospital, bares y el municipio. Nuevo Rocafuerte cuenta con pocas instalaciones urbanas.
La disputa política ha jugado una mala pasada al pueblo. En el 2001, el municipio a cargo de Franklin Cox se mudó a la parroquia rural Tiputini tras una serie de conflictos políticos con parte de la población. Dejó en incertidumbre muchas de las obras que se planeaban en aquel tiempo.
“No ha cambiado mucho, podía haber cambiado mucho más. Pero bastante poco”, expresa Maximiliano Cox, de 72 años de edad y exdirigente de la parroquia, acerca de la evolución de este pedazo de ‘frontera viva’.
El auto exilio de las autoridades municipales afectó a la estética del pueblo. Las luces, las bancas y algunas calles lucen descuidadas. Pero, con la llegada del gobierno de Rafael Correa, la historia cambió un poco, debido en parte al exvicepresidente Lenín Moreno, oriundo del pueblo de Nuevo Rocafuerte.
La construcción de una Escuela del Milenio es, a primera vista, la mayor transformación en el pueblo. Al lado de la misión de los monjes Capucinos, la pista de aterrizaje es el ejemplo de los años de olvido que han afectado al pueblo. Solo queda un lodazal lleno de vegetación en espera de ser rehabilitado.
Franklin Cox, actual alcalde del cantón Aguarico, reconoce que existen diferencias con los pobladores de Nuevo Rocafuerte por las obras que no se han realizado, por ejemplo, los muros de contención para prevenir una crecida del río y limitar la erosión que ya ha costado la desaparición de varias calles del pueblo. “Tenemos los estudios hechos para los muros de contención”, asegura, aunque no sabe la fecha exacta de cuando empezarán los trabajos.
La vida en Nuevo Rocafuerte transcurre tranquilamente. Unos días más que otros. Los cambios en esta ‘frontera viva’ deberán fomentar el dinamismo general del pueblo para que el desarrollo permita una mejora de la calidad de vida de sus habitantes.
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Ante la explotación petrolera del ITT
Nuevo Rocafuerte se encuentra en la zona de influencia de los campos petroleros ITT en la Amazonía. Los habitantes están a la expectativa ante la inminente explotación petrolera.
La explotación petrolera de los bloques ITT (Ishpingo, Tambococha, Tiputini), ubicados en el interior del Parque Nacional Yasuní, son motivo de debate en el Ecuador y en el mundo. Los habitantes de Nuevo Rocafuerte tienen opiniones divididas. Personas apoyan abiertamente la explotación petrolera y otras la rechazan.
Blanca Cerda, propietaria de un hotel y de la tienda más grande de Nuevo Rocafuerte, manifiesta que anteriormente pensaba desde una visión más comercial, y por eso estaba de acuerdo con la explotación de los campos petroleros ITT. Sin embargo, tiene una nueva postura. “Ahora que nosotros vivimos también del turismo, francamente no quisiéramos que se dé paso a la explotación petrolera. El hecho de venir a nuestra tierra, explotar el petróleo y matar a tantas especies de animales, a través de la cacería ilegal; pues no estamos de acuerdo”.
Con respecto a la propuesta de consulta popular, Cerda expresa que “está en el pueblo ecuatoriano decidir si se hace o no la explotación”. Menciona que “el gobierno en cierta forma ha mentido al país, al decir que no iba a explotar el petróleo, cuando en realidad ya lo tenía planeado, porque incluso, ya tenían desde antes ubicados los sitios, donde se explotaría el petróleo en el Yasuní”.
Cerda espera que la explotación se realizará responsablemente para dejar una “mínima huella”, como lo dice el gobierno en las propagandas. De todas maneras, siempre habrá repercusiones en el medio ambiente, a futuro. Asimismo, esperamos que no se construyan carreteras porque eso traería a gente extraña, con costumbres malas y diferentes”.
Maximilano Cox es nieto de los fundadores de Nuevo Rocafuerte. Además, ha trabajado en el sector petrolero. Opina que la explotación petrolera “no va a dar vida a la Amazonía, porque todo el petróleo va bajo tierra, es decir que no va a mejorar la vida aquí mismo. Si el crudo fuera refinado y embarcado aquí mismo, sería diferente. El petróleo no es nuestra riqueza aquí, sino que es el gobierno de turno el que financia con los recursos del petróleo a otros lugares del país”.
Kléver Jumbo, habitante de Nuevo Rocafuerte y presidente de la comunidad Martinica, ubicada en el río Aguarico, expresa que “la explotación petrolera no nos trae cosas buenas. El parque Yasuní no está intacto como se dice. Quienes vivimos aquí lo conocemos bien. El Parque Nacional Yasuní ya fue explotado, ya hicieron la sísmica. Intacto es cuando nada ha sido tocado por las personas, en este caso hay varios bloques que están operando. Yo trabajé en el corazón del parque Yasuní. Me trasladaban por helicóptero y realizaba las trochas para hacer la sísmica”, dice Jumbo.
Por otro lado, dice que pediría al gobierno que explote el ITT con la mejor tecnología disponible, para que así los riesgos se minimicen. Subraya que tiene miedo de los posibles derrames petroleros, “ya que todos los ríos desembocan en el río Napo. Todo esa contaminación nos llegaría y contaminaría las riberas del Napo”, finaliza Jumbo.