En el centro de Tulcan, varios “cachineros” ocultan mercadería, en especial víveres, para pasarlos a Colombia. Foto: Diego Pallero / El Comercio.
Cada centímetro del espacio interior del vehículo cuenta. Alrededor del motor se colocan latas de atún y algunas bebidas.
En las puertas, que no tienen forros de tapicería, se guardan barras de mantequilla. Bajo los asientos, hay costalillos de arroz que se cubren con paños. En la cajuela, ya libre de la llanta de emergencia, se coloca más arroz y mantequilla.
“Aquí estamos haciendo contrabando”, dice un ciudadano colombiano, quien accede a la entrevista a cambio de que no mencionen su nombre.
Estos productos, que en Ecuador se encuentran a precios más bajos, tienen gran demanda entre colombianos que, cada fin de semana, cruzan la frontera hasta Tulcán.
Del total de retenciones que efectúa el Servicio Nacional de Aduana (Senae), en la Zona norte, un 10% corresponde a mercadería que sale de Ecuador y el resto a la que ingresa desde Colombia. En lo que va del 2014 se han realizado 396 aprehensiones de mercadería.
“En Colombia, el IVA es del 16% y en Ecuador es del 12%, eso hace que algunos productos como la mantequilla, el aceite, sean más baratos”, dice un hombre de 36 años, quien se dedica a “cachinear”, como se conoce a la actividad de pasar mercadería sin pagar tributos.
Un acuerdo transfronterizo permite a los habitantes de la frontera adquirir una canasta básica valorada en cuatro salarios básicos (USD 1 236 para colombianos y 1 340 para ecuatorianos) sin pagar impuestos. Pero tienen que ser productos diversos y en montos no comerciales.
Los “cachineros” llevan básicamente mantequilla, jabón, arroz y atún. El joven colombiano confiesa que en su auto lleva víveres por USD 2 500 con destino a Ipiales, Colombia.Por cada viaje, el joven cobra USD 50, una tarea que realiza hasta cuatro veces por semana.
Es el llamado contrabando “hormiga”: varias personas pasan la frontera con mercancía que luego se acopia, para luego ingresarla al mercado.
“En el paso de la Aduana nos encomendamos a todos los santos”, confiesa otra mujer que a esa hora también llena de mercadería su vehículo.
Otro ciudadano que está junto a ella y que tampoco quiere dar su nombre dice que está dispuesto a pagar los impuestos por la mercadería. Comenta que productos como sábanas y colchas también tienen mejores precios que en su país.
Esto pudiera cambiar próximamente, pues la firma de acuerdos comerciales de Colombia ha empezado a bajar el movimiento comercial en las bodegas de Tulcán.
Alonso Rosero tiene una bodega en esta ciudad desde hace 20 años y dice que la afluencia de clientes colombianos ha caído un 80% los dos últimos años. “Colombia ha firmado acuerdos comerciales y ahora tiene productos más baratos”, dice.
Y añade que los productos más demandados por colombianos son arroz, atún y aceite. “Ahora está malo, no se vende”, cuenta Susana Castro, propietaria de otra bodega.
El contrabando masivo
Un viento helado acompaña la espera de una decena de oficiales de Aduana y miembros de Fuerzas Armadas, en Magdalena, sector de río Carchi, al noroccidente de Tulcán.
Son las 04:30 del 8 de septiembre. Tras dos horas de espera en un camino de segundo orden, por radio se informa que un camión sospechoso está a punto de cruzar el puesto de control de Fuerzas Armadas llamado Río Carchi.
Los dos oficiales, que a esa hora están en el puesto de control, debían detener al camión para revisar los papeles. No lo hacen y los agentes de Aduana intervienen. El vehículo, que transporta cuero, es retenido.
El contrabando de grandes cantidades de mercadería, aunque se realiza con poca frecuencia, es otro problema en esta parte de la frontera.
En este caso, los conductores no tenían los papeles de liquidación de mercadería, por lo que se presume contrabando.
Varias empresas ecuatorianas denunciaron este mes la escasez del cuero que, al parecer, iba a Colombia.
Patricio Trujillo, comandante de la Brigada de Infantería 31 Andes, dijo que los oficiales que no controlaron el paso del camión serán investigados.
EN CONTEXTO
El Servicio Nacional de Aduana ha detectado varios mecanismos de ingreso y salida de mercadería sin pagar impuestos en la frontera norte. Hay dos principales, el contrabando hormiga y el masivo por pasos informales.