El metalcore es un subgénero del metal y el hardcore que tuvo apogeo en la década pasada. Levantó las cejas de muchos cuando bandas como As I Lay Dying, Killswitch Engage y Atreyu empezaron a robar posiciones en el listado Billboard 200. Ese furor engendró miles de bandas que de alguna u otra forma copiaron a las que empezaron a obtener éxito comercial, desgastando año a año esa escena.
Hoy no se puede decir que el metalcore haya muerto, pues sigue teniendo producciones interesantes como las de Bring Me the Horizon o Parkway Drive, que han tratado de dejar las fórmulas que tras 10 años ya suenan cansonas.
En Ecuador se destacan Madbrain, Acaba Un Día y Julieth, sin embargo, si lo hacen, tiene que ver más con la falta de competencia que con una propuesta innovadora.
Ese es el contexto del debut discográfico de la banda guayaquileña Catástrofe, banda que se formó en el 2013 y que este año presentó un EP de cinco temas, producido en el estudio del guitarrista del trío. Tras una primera escucha, la banda es sólida en cuanto a la ejecución de sus instrumentos. Aparte, Catástrofe logró un sonido atractivo de guitarras, bajo y batería que resalta si se piensa que se realizó en un estudio de propiedad de la banda.
El juego de dos voces tampoco desentona con el sonido general de la banda y tiene momentos lúcidos como en los temas Tiempo o Cambios. Pese a que se trata de un ensamble cohesionado y que tiene clarísimo el concepto de su sonido, aún quedan cabos sueltos, propios del aprendizaje del grupo.
En esta placa, Catástrofe carece de algún elemento musical o compositivo que la saque del montón. Si se escuchaba esta placa hace 10 años, habría sido alucinante; hoy -dada la competencia en el exterior- no es suficiente sonar, tocar bien y tener buenos instrumentos. Sin ese algo que caracterice a una banda, solo habrá comparaciones no siempre de buen gusto.