Con ‘Francisco de Arobe y sus Hijos’ (1552), de Andrés Sánchez Gallque, se descubre al artista indígena. Foto: Cortesía Christoph Hirtz/ Museo de Arte Colonial
Trazar el recorrido de un descubrimiento conlleva grandes esfuerzos y momentos azarosos. Una de estas aventuras históricas se resume en la exposición ‘Andrés Sánchez Gallque y los primeros pintores en la Audiencia de Quito’.
Desde el 14 de agosto al 12 de noviembre, el Museo de Arte Colonial (Mejía y Cuenca) de la Casa de la Cultura Ecuatoriana acoge más de 32 piezas que conforman esta exposición.
Se puede decir que el recorrido se inició en 1950, cuando el historiador español José Gabriel Navarro halló en el Museo de las Américas de Madrid un cuadro desconocido de un pintor quiteño que no formaba parte de la Escuela Quiteña, pese a ser contemporáneo.
Se trata del pintor Andrés Sánchez Gallque, primer artista indígena en firmar una obra en América Latina. Años después dos expertos bolivianos registraron otro cuadro de Sánchez Gallque en el Museo Colonial de Charcas (Sucre, Bolivia).
Ximena Carcelén, coordinadora del Museo de Arte Colonial y una de las curadoras de la muestra, cuenta que eso llamó la atenciónde expertos en historia del arte. Entre estos, la estadounidense Susan Webster, que también firma como curadora de la exposición, y el historiador y músico español Ángel Justo Estebaranz.
‘Aparición de Jesucristoa Santa Teresa y SantoDomingo’, de Salinas Vizuete (1648), está en buenas condiciones. Foto: Cortesía Christoph Hirtz/ Museo de Arte Colonial
Ellos investigaron en los archivos históricos de Quito para ubicar las obras de los artistas Mateo Mejía, Juan de Salinas Vizuete, Angelino Medoro, Lucas Vizuete, Bernabé Simón, Chiriboga, Montúfar y Sánchez Gallque.
Las obras registradas de estos pintores datan de finales del siglo XVI hasta mediados del XVII. Ellos eran indígenas, mestizos, españoles e incluso hay un pintor italiano que estuvo de paso en ese período.
Sus obras, además de tocar temas religiosos, abarcan retratos y paisajes; todos estos eran motivos típicos de la época.
Gracias a la reserva de los conventos de las iglesias y conventos de San Francisco, San Agustín, Santo Domingo, Carmen Alto y Bajo, muchas piezas se pudieron conservar, aunque cada casa religiosa tuvo que restaurar buena parte de su acervo histórico.
‘La Trinidad’, de Chiriboga (1660), es parte de la colección del Museo Miguel de Santiago, esun cuadro de gran formato. Foto: Cortesía Christoph Hirtz/ Museo de Arte Colonial
Algo que destaca Carcelén es el vasto conocimiento de la lengua castellana, el latín, la escritura antigua y de varios oficios que poseían estos artistas. Lo que, a su criterio, habla mucho del interés especial de los artistas indígenas por apropiarse de los conocimientos de los colonizadores.