Redacción Cuenca
Una placa recuerda el resultado más contundente que se registró en la cancha de ecuavoley de la casa del empresario azuayo Claudio Patiño. Él junto con su hermano Gerardo y Claudio, el mayor de sus cuatro hijos, integró el equipo Casados, que derrotó 15–0 a otro de los jóvenes y solteros de la familia.
SU Lugar. Cualquier sitio donde pueda ser útil para los demás.
SU RECETA. Trato de vivir la frase: “Mente sana en cuerpo sano”.
SU FILOSOFÍA. Los límites están impuestos por uno mismo y con esfuerzo se superan.El partido se jugó en una reunión familiar en noviembre de 1999 y la placa se develó como parte de los festejos de los Patiño por el fin del milenio, un mes más tarde. Desde 1989, el Gerente de Desarrollo Agropecuario (Ron San Miguel y alimentos Los Andes) alivia el estrés y comparte ese espacio con su familia dos veces por semana.
“El deporte es el pretexto ideal para unir a la familia y descargarse de las presiones del trabajo diario”, asegura el empresario de 61 años. Su posición preferida en la cancha es la de servidor. Aunque esta no es una posición definitoria en el puntaje, su chofer Miguel Quito prefiere estar siempre atento, “porque tiene una izquierda que es veneno”.
El martes pasado, Patiño no puso en acción a su temida zurda, pero sí dio muestras de una vitalidad que se fortalece también con caminatas matutinas en el Parque de La Madre (donde se entrenaba el marchista Jefferson Pérez). También tiene juegos eventuales de baloncesto, indorfútbol, billa, cuarenta, póquer…
Patiño insiste en que su práctica deportiva es puramente recreativa, por lo menos en la actualidad.
En sus años de estudiante en el colegio La Salle, de Cuenca, fue seleccionado del equipo de básquet y de atletismo del plantel.
También fue clave en los campeonatos que disputó junto a sus hermanos en las parroquias rurales Tarqui, Llacao y otras donde su hermano Genaro fue párroco antes de establecerse en Cuenca.
Según su hermano José, el deporte nunca fue ajeno a los Patiño Ledesma. De los 14 hermanos, nueve son hombres, “con los cuñados teníamos equipo de fútbol completo y hasta suplentes”. Por eso no dudaban en desafiar a los parroquianos los fines de semana o en las fiestas de pueblo. La familia incluso cosechó algunos trofeos.
José recuerda a su hermano siempre practicando algún deporte, fútbol, índor, básquet, ecuavoley, motociclismo, ciclismo, atletismo…
Toda esa vitalidad, dice su amigo, el empresario Alejandro Torres, se forjó en muchos años de combinar los negocios, el deporte y el voluntariado en el club Rotario Tomebamba.
Torres conoció a Patiño hace varios años cuando él dirigía la Cámara de Comercio de Cuenca, y Patiño la de Industrias, pero también son amigos por integrar el Club Rotario.
Ahora Patiño se prepara para asumir la dirección de esa organización y para poner en marcha un ambicioso proyecto que pretende fortalecer el banco de sangre de la Cruz Roja del Azuay.
Torres está convencido que Patiño combina todas estas actividades porque sabe administrar su tiempo y tiene la vitalidad que ello demanda. Su frase es contundente: “Los desocupados no tienen tiempo para nada y los ocupados que saben administrarlo”.
Para Patiño la práctica deportiva no es una carga, él dice que disfruta ponerse un conjunto deportivo y saltar a la cancha, así ha sido toda la vida.
Esto lo confirma su hijo mayor, Claudio. Dice que el deporte siempre fue parte de la vida familiar y que jugar con los adultos a los 12 ó 13 años era una suerte de privilegio que indicaba madurez.
En la actualidad también es un referente familiar, pues la cancha de ecuavoley es el centro de una especie de complejo que une la casa del empresario, con las de sus cuatro hijos.