Redacción Cultura y DPA
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Este es un hombre nacido en una república de triste y paradójico destino. Enclavada física y espiritualmente en los montes Balcanes, esta nación ha sufrido el peor de los destinos: una serie de invasiones sucesivas y la división interna.
Este hombre ha nacido en medio de una dictadura que ha instaurado un régimen de terror. Este hombre siente ese poder como un oscuro fantasma que vigila todos sus movimientos, incluso los que no ha dado. Sobre todo los que no ha dado.
Así que un buen día este hombre escribe una novela sobre esa realidad irrespirable. Esa pieza, titulada ‘El palacio de los sueños’, sería el primer gesto por el cual el mundo volvería la vista sobre ese escritor, joven a la sazón (27 años), de nombre Ismail Kadaré.
Ese fue el inicio de una trayectoria vital y literaria que ahora ha traído a este autor -uno de los intelectuales más respetados de Europa- a la boca de todo el mundo.
El miércoles pasado se conoció que la Fundación Príncipe de Asturias le había concedido su galardón para las Letras.
El premio, muy jugoso: 50 000 euros (unos USD 70 000) también representa un prestigio mundial que, aunque Kadaré ya tenía, le ha atraído la atención de la literatura mundial. No es poco, desde luego, haber ganado a grandes de la literatura contemporánea como el holandés Cees Noteboom, el japonés Haruki Murakami, el italiano Antonio Tabucchi, el inglés Ian McEwan o el checo Milan Kundera.
Por lo demás, la obra de Kadaré ha sido poco difundida en el Ecuador. En las dos cadenas más grandes de librerías del país, apenas reconocen el nombre. En Libri Mundi tienen solamente el ensayo ‘Esquilo, el gran perdedor’, mientras que en Mr. Books tienen agotados todos los títulos desde hace varios meses.
La distribuidora en Ecuador de Alianza Editorial -el sello que tiene los derechos de la mayoría de las traducciones de las obras de Kadaré-, en cambio, guarda una decena de títulos. Entre ellos: ‘El ocaso de los dioses de la estepa’, ‘Espíritus’, ‘El cortejo nupcial helado en la nieve’, ‘Tres cantos fúnebres por Kosovo’, ‘El año negro’, ‘Abril quebrado’, entre otras.
Sobre esta última novela, César Chávez, bibliotecario del Centro Cultural Benjamín Carrión y uno de los pocos que ha leído aquí a Kadaré, dice: “Es la historia de dos familias que se engarzan en un sistema muy antiguo de venganzas. A través de los rezagos históricos de ese pueblo, el autor construye una metáfora de la condición humana y su desgracia”.
El poder de esa metáfora tiene la virtud, concluye Chávez, de dejar testimonio de “una especie de horror hacia el tiempo, hacia la historia, hacia esa suma de desgracias que ha sido la historia de esos pueblos de Oriente”.
El miedo ha sido uno de los ámbitos más explorados por Kadaré. El terror frente a ese poder incuestionable siempre ha sido su tema por excelencia, lo cual lo llevó a ser objeto de la admiración de otros autores albaneses.
Uno de estos autores, el novelista Bashkim Sehu, ha dicho en una entrevista concedida al diario El País, de España: “Era un autor transgresor, pero de una transgresión estético-literaria que consistía en nuevas formas de expresión capaces de poner entre paréntesis la realidad, o ponerla en entredicho, cuestionarla a través de un sutil entretejido metafórico”.
Uno de los rasgos más interesantes de la vida de Kadaré es que, a pesar de todo, no salió de Albania sino hasta unos pocos meses antes de que cayera la dictadura del caudillo comunista Enver Hoxha. Pese a todo la dictadura toleró sus obras, aunque no siempre con buenos ojos.
Sehu, por su experiencia de interrogatorios a que fue sometido por ser, entre otras cosas, amigo de Kadaré, tiene la certeza de que la Policía secreta “pretendía meter a Kadaré en la cárcel”. Pero no lo hizo. Quizá, como conjetura Sehu, porque no querían crear otro Alexander Solshenitzin (el autor ruso que llamó la atención del mundo en contra del abuso a los derechos humanos en la ex URSS).
Sea como sea, las metáforas de Kadaré están muy lejos de ser concesivas o benévolas. La historia de aquella novela que le ganó la fama, ‘El palacio de los sueños’, es el mejor ejemplo. Se trata de un hombre, ciudadano de un imperio ficticio, que consigue trabajo en la oficina que analiza, estudia y controla los sueños de la gente.
“Fue un libro -recuerda Kadaré en una entrevista con El País – muy bien leído en su momento por todo el mundo, incluida la dictadura, que supo ver la crítica del totalitarismo que contenía y lo prohibió”. Pero como la prohibición fue después de que se publicara y estuviera ya casi vendida toda la edición, produjo el efecto paradójico de hacer que la gente lo releyera de manera más atenta y más profunda”, sostiene Kadaré.
Algunos títulos
La colección de Alianza Editorial Biblioteca de autor le ha dedicado un espacio a Kadaré. Su novela ‘Spiritus’ fue traducida y publicada en 2000.
La obra más famosa de Kadaré. Se publicó originalmente en Tirana, la capital de Albania, en 1976. La edición francesa se hizo en 1981.
Una compilación de cuatro novelas cortas en las que Kadaré realiza uno de sus testimonios más íntimos de la vida albanesa.
Casi una autobiografía, ‘Crónica de piedra’ apareció por primera vez en 1970 y narra la infancia y juventud del autor en su país.