Ya que se aproxima un aniversario del 10 de Agosto de 1809 comparto unas reflexiones.
Puede sonar un poco chocante y doloroso reconocerlo pero la gesta del 10 de Agosto de 1809 no pasó de ser una pugna de poderes entre miembros de una oligarquía imperante.
El rey Fernando VII había sido depuesto de su trono en España por el hermano del Emperador Napoleón. Por lo tanto, las colonias tendrían un soberano francés y no español.
Qué dice el acta de ‘independencia’ del 10 de Agosto de 1809: “…Declaramos que los antedichos individuos (…) compondrán una Junta Suprema que gobernará interinamente a nombre y como representante de nuestro soberano, el señor Fernando VII, y mientras Su Majestad recupere la península o viniere a imperar en América, elegimos y nombramos por Ministros o Secretarios de Estado a don Juan de Dios Morales, a don Manuel Quiroga y a don Juan de Larrea (…). Elegimos y nombramos por representantes, por Presidente de ella, al Marqués de Selva Alegre.
“La Junta como representante del Monarca tendrá el tratamiento de Majestad, su Presidente el de Alteza Serenísima; y sus vocales el de Excelencia (…) Prestará juramento solemne de obediencia y fidelidad al Rey en la Catedral (…).
Sostendrá la pureza de la religión, los derechos del Rey, los de la Patria y hará guerra mortal a todos sus enemigos, principalmente franceses”.
¿Podemos llamar a esto independencia? ¿Es este acto de sumisión y vergüenza lo que vamos a celebrar? El ‘heroico’ acto del 10 de Agosto de 1809 fue la historia que nos contaron en la escuela. No nos engañemos. Los documentos hablen por sí solos.