Indigna la indiferencia de la dirigencia del fútbol ante la muerte de David Erazo a manos de asesinos identificados por la Policía como integrantes de la barra Muerte Blanca.
La misión directriz se concretó en discursos y diagnósticos con lugares comunes y buenas intenciones. En concreto nada. Absolutamente nada.
El Ministerio del Deporte ofreció reactivar la Comisión antiviolencia sin señalar plazos; los privilegios y canonjías para las ‘barras organizadas’ continúan vigentes; AFNA anunció que la Intendenta de Policía asistirá al partido de mayor riesgo en Quito; cierto sector de la Sur Oscura delibera y apoya al presidente de Barcelona Eduardo Maruri.
La Ecuafútbol no ha oficializado su poder de gestión para exigir la promulgación de la Ley Antiviolencia y aumentar las exigencias de seguridad en los estadios. Al parecer la dirigencia elude responsabilidades. ¿Quién se conduele de la seguridad del hincha? Al parecer nadie. Es decir los violentos conservan intacta su patente mortal.