La producción del país registra dos trimestres consecutivos de caída. Eso, desgraciadamente, cuadra en la definición de recesión.
Algunas de las causas de esta recesión vienen de afuera, de la crisis mundial, pero las principales causas fueron producidas dentro del país. ¿Cómo nos metieron en esto?
Las causas externas de nuestra recesión son clarísimas. Por culpa de la crisis, la demanda mundial por productos ecuatorianos ha caído, haciendo que sus precios también caigan. Nuestro principal producto de exportación, el petróleo, también ha caído de precio, pero de cualquier manera se mantiene en un nivel altísimo, sobre todo si se lo compara con los niveles anteriores a 2007.
Pero todo eso no debería producir una caída del PIB en dos trimestres consecutivos. Hay algo más. En realidad hay bastante más.
Por un lado tenemos un gobierno que ha ahuyentado todo aquello que se parezca a inversión privada. En petróleo, minas, puertos, aeropuertos, telefonía y en varios sectores más, la inversión está asustada y, en muchos casos, congelada. A veces parece que la gente del Gobierno no entiende que hay una relación muy cercana entre inversión y producción; es como que no se dan cuenta de cuánta inversión se puede matar, por ejemplo, en la agricultura, con un simple anuncio como el de la reforma agraria.
Por otro lado, tenemos un gobierno que ha trabado la actividad de los bancos, poniéndoles tasas fijadas por decreto y, por lo tanto, creando incentivos para que esos bancos no presten. Así, ha causado una contracción de crédito. No contento con esto, el Gobierno está fomentando que los capitales no entren al país con un absurdo impuesto a la salida de capitales (“si salir cuesta, mejor no entrar”). Finalmente, gracias al Mandato 8 el desempleo sube.
Pero lo peor que ha hecho el Gobierno es subirle a la economía del país en la montaña rusa de los precios del petróleo. El año pasado, cuando el alto precio del petróleo hizo que el Gobierno creyera que tenía una chequera infinita, el gasto público creció en 71%. El primer trimestre de este año, cuando la chequera se secó, el gasto cayó en 37% (frente al último trimestre de 2008). Esa es una montaña rusa en la que no teníamos por qué caer, pero a la que el Gobierno nos arrastró.
Si en los momentos de precio alto se hubiera ahorrado, no se habría sobrecalentado la economía como en el año pasado y se dispondría de recursos para suavizar la caída de la economía en este momento. Pero se lo gastaron todo, sobrecalentaron la economía, hicieron que el país tenga una inflación superior a los vecinos y que rompa récords de importaciones. Ahora que ya no tienen plata, están contrayendo el gasto y en lugar de frenar la caída, la están exacerbando y causando una recesión que no tenía por qué existir.