Redacción Cuenca
Dos nuevas especies de babaco se desarrollan en Azuay. Estas tienen características que permiten que los sembríos de la fruta no mueran por la aparición constante de hongos en las raíces como el fusarium y otras bacterias que producen la pudrición.
En la pequeña parcela de babaco de Fermín Constate, el hongo hizo que la fruta desapareciera. Notó que a pocos meses de la primera cosecha las hojas se tornaron amarillas y la planta iba muriendo. Al cortarla descubrió que las raíces estaban podridas.
Otros tipos de virus
La planta suele presentar dos virus. El primero aparece en los tres primeros meses del cultivo en forma de mosaico y color verde. El segundo es un virus que deforma y encrespa a las hojas.
Para evitar los virus, a los tres meses se aplican unos 50 gramos de nitrógeno por planta. A los seis meses se fertiliza con 80 gramos de nitrógeno, 150 gramos de fósforo y 100 gramos de potasio.
A los nueve meses se aplican 120 gramos de nitrógeno por planta y potasio en igual dosis que a los seis meses; además se ponen 50 gramos de magnesio.
Para seguir con el proceso, al año se administra 150 gramos de nitrógeno, fósforo y potasio, la cantidad de magnesio aumenta a 100 gramos por planta.Tiene solo cuatro árboles de babaco y lo poco que cosecha lo vende en el mercado de Gualaceo. Su propiedad de media hectárea está a 30 minutos al sur del centro de ese cantón azuayo. Él nunca averiguó lo que pasó con su planta. Lo comentó a sus vecinos agricultores, pero tampoco le dieron soluciones.
Según Claudio Encalada, técnico del Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (Iniap), esa afección es común en las pocas plantaciones de babaco que existen en el país. Los investigadores del Iniap encontraron una especie (Vasconcellea candicans) más resistente, con la cual hacen estudios.
Esta especie es recomendada para servir como porta injertos de plantas de babaco ya conocidas. Al unir otros tipos de babaco se vuelve más tolerante a la pudrición de raíces. Esto permite que las plantas vivan más tiempo y la producción crezca.
La especie se encontró al sur del país, cerca de la frontera con Perú. Según Encalada, estaba creciendo silvestremente y al notar que este tipo de babaco no era conocido se llevó una muestra para analizarla en la Estación Experimental del Iniap, en Gualaceo.
Lo primero fue hacer injertos con esa especie y tras notar que las raíces no se podrían, lo genetistas desarrollaron más plantas.
La otra especie, Vascocellea Heiborren, se encontró en propiedades campesinas de Loja. La diferencia radica en que tiene un 20% más de grados brix (los niveles de azúcar) que las especies conocidas de la fruta. “Esto le da un mejor sabor”, indica Encalada. Un babaco normal llega a nueve grados brix, pero este tiene 12.
Adicionalmente, la fruta presenta mayor resistencia en la poscosecha, dándole fortaleza en los 15 ó 30 días que demora en alcanzar su madurez comercial.
También, su menor tamaño es una característica potencial para poderla exportar. “En mercados extranjeros piden un babaco de menor tamaño, que sea para una ración personal”, dice Encalada.
Las especies localizadas se distribuirán a los campesinos en unos seis meses y se hará primero en las zonas cercanas a la Estación Experimental del Austro del Iniap, en Gualaceo. Así el crecimiento de esas plantas será monitoreado constantemente.
El babaco puede rendir un promedio de 200 a 250 toneladas por hectárea. Su período de producción es de dos años y en ocasiones puede ser de medio año más. Esa fruta también se puede producir en invernadero, unas 320 toneladas por hectárea.
En el país la producción de babaco está básicamente en la Sierra. En 2007 hubo 21 hectáreas y en 2008 subió a 25. Según el Ministerio de Agricultura, Tungurahua tuvo 12 hectáreas cosechadas en 2007 y al año siguiente fueron 14. Eso la convierte en la primera productora.