Redacción Santo Domingo
Évelyn Jiménez y Henning Zambrano visitaron a sus compañeros de la Fundación Ángel de la Guarda.
Los dos mostraron las medallas de oro que obtuvieron en el campeonato de tenis de campo para deportistas con capacidades diferentes efectuado en México.
La preparación
Según el director de la fundación Ángel de la Guarda, Byron Sandoya, en este lugar tratan de mejorar sus condiciones de vida. 16 de ellos reciben terapia y 15 jóvenes ejecutan entrenamientos deportivos. A esto se suma apoyo psicopedagógico.
La fundación está ubicada en el kilómetro 7 de la vía a La Concordia, en el norte de Santo Domingo de los Tsáchilas.
Sandoya es coordinador de Olimpiadas Especiales en esta provincia. Él prepara a otros medallistas y a nuevos atletas para que compitan en las olimpiadas que se realizarán en 2 011.La competencia, denominada El tenis es para todos, fue en Monterrey el mes pasado y la organizó Olimpiadas Especiales. De regreso a Santo Domingo de los Tsáchilas, ambos deportistas saludaron y se abrazaron con Xavier Palma, Damián Vélez, entre otros 31 niños, adolescentes y adultos que pertenecen a la fundación.
Pese a la condición humilde de Jiménez, el tenis fue su afición desde los 7 años. Por ello, antes de pedirle una muñeca a su madre, esta joven de 26 años, que sufre de epilepsia, le solicitó una raqueta. La madre de esta medallista, Luz Castillo, tiene una anécdota sobre los inicios de Jiménez en el tenis. “Como no le pude comprar una raqueta, fabriqué una de madera, mi hija se divertía todos los días. Ella practicaba en la casa con una pelota desgastada”.
El sueño de Jiménez siempre fue vestirse con uniforme blanco y triunfar en ese deporte. “Mi anhelo era conseguir medallas y viajar al exterior, debido a mi forma de jugar conseguí mis objetivos”, manifiesta la deportista. Ella admira al tenista Nicolás Lapentti.
Un apoyo sin el cual Jiménez no habría conseguido sus objetivos es Marlene Uribe, madre de Henning Zambrano, el otro medallista. Ella le obsequió su primera raqueta para que Jiménez practicara esta disciplina. Uribe recuerda: “Lo hice sin ninguna aspiración de ser reconocida o recibir agradecimientos”. Ella menciona, con discreción, que simplemente ayuda a la gente que se lo merece y Jiménez es una de ellas.
Esta joven ingresó hace seis meses al Club de Tenis Bellavista, situado en Santo Domingo, junto al baipás que une a Quito con Esmeraldas. Para pulir su técnica se entrena por una hora diaria junto con sus profesores, Nicolás Cueva y Paco Andrade. Ella se beneficia de una beca en esta institución.
Lo que Andrade más admira de esta deportista es la fuerza y agilidad con la que juega. Lo más llamativo para él fue la facilidad para adaptarse a las reglas y el manejo de la raqueta. Con su juego, Jiménez derrotó a tenistas de Panamá, Brasil y México, en ese campeonato que duró una semana. Ella también trabaja en labores de limpieza a medio tiempo en una empresa de agua mineral.
En tanto Zambrano, de 20 años, alto y de cuerpo atlético, obtuvo dos medallas de oro después de imponerse a deportistas de Paraguay, Bolivia y México. Él es el orgullo de su familia y de los santodomingueños. Pese a que tiene discapacidad auditiva, es un alumno destacado y practica también el voley y el fútbol. Él usa audífonos y responde las preguntas con claridad cuando se le habla con voz un tanto alta.
Zambrano admira a Roger Federer, porque es uno de los mejores tenistas de la actualidad. “Quisiera ser como él pero me falta aún mucho camino por recorrer.
Tengo mis objetivos bien claros y espero cumplirlos”. Él además estudia inglés y ayuda a sus padres en la farmacia que poseen.
Zambrano ganó una medalla de oro en individuales, en el Sudamericano en El Salvador, en 2007. Obtuvo también una medalla de oro en dobles y otra de plata en individuales, en el primer Panamericano de Brasil 2008. Fue designado mejor deportista de la cita mexicana.
En cambio, Jiménez obtuvo una medalla de oro en el certamen de Monterrey, México. Ambos deportistas fueron recibidos en Santo Domingo como héroes. Los dos deportistas comentan que el apoyo que les dan sus padres e instituciones elevan su autoestima y las ganas de superarse cada día.
Su esfuerzo mereció el apoyo de las fundaciones Ángel de la Guarda, Olimpiadas Especiales y el club de tenis Bellavista. Pero la madre de Zambrano opina que los padres no deben subestimar a los niños y personas con discapacidades diferentes. “Deben darles la posibilidad de demostrar que ellos son capaces, persistentes y responsables, y que únicamente deben apoyarles con todo para que consigan sus objetivos”.
Las personas con capacidades diferentes que asisten a la Fundación se distraen en un campus rodeado de bambú, caña guadúa, arbustos y plantas ornamentales. Algunos se movilizan en sillas de ruedas o en andadores. Otros tienen discapacidades como síndrome de Down.