Reds. Guayaquil y Cuenca
Para mañana está previsto que 59 nuevos beneficiarios reciban el Fondo Cucayo. Estos pertenecen a la cuarta convocatoria al fondo no reembolsable de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami), que busca incentivar a las ideas productivas de los emigrantes y sus familias.
El acto será en la Senami, ubicada en la República de El Salvador y Portugal, en Quito. Asistirán beneficiarios de Pichincha, Napo, Tungurahua, Esmeraldas, Azuay, Manabí y otras. Con esta asignación, el total de fondos entregados por la Senami alcanza USD 1 859 547,83.
Teófilo Burgos es uno de los anteriores beneficiarios. Don Teo, como lo conocen sus amigos, vivió 40 años en Estados Unidos.
Allá formó su familia: siete hijos y 11 nietos. Sintió el frío de la Gran Manzana durante el invierno. Vivió de cerca la experiencia de los huracanes en la costa de la Florida. Y presenció el cambio de la gran nación del norte luego del 11-S.
Pero el anhelo de volver a Ecuador lo llevó a montar un restaurante en las calles Gómez Rendón y Abel Castillo, en el centro de Guayaquil. El negocio arrancó hace seis meses, en parte con la ayuda de la Senami. “Vi un anuncio en la televisión. Llené unas solicitudes y me aprobaron un crédito no reembolsable de USD 7 000”.
En El mesón de Teo, las paredes y los manteles son verdes, aunque su propietario no es partidario del movimiento de Gobierno. “Siempre me ha gustado este color, a pesar de que soy barcelonista”, bromea.
A diario, en su comedor atiende a un promedio de 40 clientes. En su menú ofrece platos típicos e internacionales. “En EE.UU. estudié en una escuela de cocina.
Mi especialidad es la pasta y las comidas con mariscos”. Detrás del mesón, en medio de ollas y frasquitos llenos con condimentos, prepara sus platillos.
Paúl Álvarez, azuayo que vivió seis de sus 33 años en EE.UU., es otro de los beneficiarios. Estuvo en Nueva York, Miami y Virginia. Se dedicó a varios oficios: ‘valet parking’, estudió inglés, fue vendedor, también en el ámbito de la construcción. Luego se puso un negocio de acabados de la construcción que le permitía un ingreso promedio de USD 2 000 mensuales. Lo dividía con sus dos trabajadores y enviaba algo de dinero a sus familiares en Ecuador.
Al regresar al país, hace dos años, estuvo como supervisor en una empresa de construcción vial. Desde hace dos meses trabaja con su propia empresa que ejecuta contratos de construcciones. Esta pudo montarla con el apoyo de la Senami.
“Ellos me dieron USD 15 000 hace unos cuatro meses. Presenté un proyecto y este entró en un concurso y gané. Pero para ello debí demostrar que estuve viviendo y trabajando en otro país”. También fue necesario que él pusiera una contraparte: alrededor de USD 25 000.
Cuenta que el trámite fue ágil y no demoró mucho tiempo. “El dinero me llegó luego de un mes aproximadamente después de haber ganado el concurso”.