Alejandro Ribadeneira. Coeditor de Deportes
Supongamos que el equipo de todos logra clasificarse al Mundial. ¿Cómo será el primer partido en Sudáfrica? Usemos la máquina del tiempo de Marty McFly para a averiguarlo:
Estamos en Pretoria, 2010. El equipo de todos se enfrenta al cabeza de serie, repleto de jugadores de la Champions League. Pero nuestro estratega ya se encargó de desanimarlos: dijo que el rival nunca había ganado y que es tan malo que no necesita mirar un video de sus partidos para saber cómo ganarle.
Además, el técnico Édi… cof, cof, perdón, el volante Édison ya se puso de acuerdo en cómo jugar con Toño. De hecho, todo va bien, hasta que el cabeza de serie marca el gol. Entonces, Iván el Terrible Defensa se acerca a la zona técnica y grita: “¡Profe, no haga cambios, deje nomás al delantero que tenemos, vamos bien!”. En efecto, se empata el partido. Los jugadores se abrazan. El técnico se abraza con… con…, bueno, salta de alegría y declara al final del partido: “No hemos ganado nada, hay que seguir trabajando”.