Magdalena Fegan Pólit
En la misma página 9 de EL COMERCIO se publicaron dos informaciones que contrastan de una manera patética y conducen a una profunda decepción en cuanto a lo que ciertos humanos son capaces de hacer por defender sus intereses.
Me refiero a las noticias tituladas “1 020 millones padecen hambre” y “Tres millones de litros de leche, al caño”.
En la primera se demuestra cómo la falta de alimentos afecta entre ellos a 53 millones en América Latina, por lo que “la hambruna en el mundo alcanzó su nivel más alto en la historia”, mientras la ayuda alimentaria mundial es la más baja en los estos últimos 20 años”, a la vez que señala que en Latinoamérica 100 millones de personas viven con menos de USD 1 diario.
La segunda trae una foto impresionante del derrame voluntario de tres millones de litros de leche como acto de protesta por los bajos precios de ese producto en Europa.
¿No habría sido más inteligente y humano entregar esa enorme cantidad de leche para su distribución inmediata y gratuita?
Ese hecho duele más tal pensar que el hermano pueblo de Guatemala está muriéndose de hambre. Ojalá que el Gobierno pusiera en práctica la sugerencia de la carta de Jaime Ordóñez, publicada el pasado 16, de hacer a Guatemala una donación de una parte de la sobreproducción de arroz.