Padang. AFP y Reuters
Entre 3 000 y 4 000 personas seguían bajo los escombros ayer, tres días después del terremoto que devastó la isla indonesia de Sumatra, y en particular la ciudad de Padang, donde los socorristas buscaban aún a eventuales sobrevivientes.
La naturaleza se ensañó en los últimos días con la región Asia Pacífico, golpeada por un tsunami que dejó 170 muertos en las islas Samoa y Tonga, por un tifón que mató a 293 en Filipinas, y a un centenar en Vietnam, y por lluvias que provocaron la muerte de al menos 127 personas en el sur de India.
En Indonesia, las autoridades informaron hasta ahora de 777 muertes confirmadas tras el sismo, que tuvo una magnitud de 7,6 grados. La ONU estima que este número es de 1 100.
El balance amenaza con incrementarse. “Calculamos que entre 3 000 y 4 000 personas siguen sepultadas o atrapadas bajo los escombros”, dijo el coordinador de la ayuda humanitaria de las Naciones Unidas en Indonesia, El Mostafa Benlamlih.
“En general se considera que la esperanza máxima de sobrevivencia de una persona sepultada tras un terremoto es de cinco días”, agregó el coordinador.
El responsable de la Federación Internacional de la Cruz Roja, Bob McKerrow, dio parte de cálculo similar, basado en visitas a Padang y a las áreas circundantes. La evaluación es de “unos 4 000” desaparecidos.
No obstante, subrayó que aún había esperanzas de extraer a personas vivas de los escombros. “Tengo la experiencia de grandes sismos y si se dispone de una bolsa de aire para respirar, puede lograrse”, afirmó.
Un mensaje enviado por teléfono celular confirmaba estas esperanzas. Un empleado del Ministerio de Pesca que participaba en una reunión en el hotel Ambacang, que se derrumbó por el sismo, envió un mensaje a sus familiares: “Caven cuidadosamente pues hay otras siete personas vivas” en el lugar.
En zonas remotas fuera de Padang, la escala total del desastre recién comienza a dilucidarse, mientras imágenes de televisión mostraban aldeas diezmadas por derrumbes y sobrevivientes bebiendo agua de coco, debido a que las fuentes de agua fueron contaminadas.
“En mi aldea, 75 personas fueron sepultadas. Hay cerca de 300 personas perdidas. Necesitamos tiendas de campaña y excavadoras para sacar los cuerpos pero los caminos están cortados”, dijo Ogi Martapela, de 28 años, quien perdió a su hermano mayor en la catástrofe natural.
El tifón Parma llegó a Filipinas
Un poderoso tifón azotó ayer sábado el noreste de Filipinas, causando la muerte de cuatro personas luego de destruir techos de viviendas y árboles. Los daños e inundaciones fueron mucho menores a lo esperado.
El tifón Parma, el más fuerte en golpear al país desde e2006, tocó tierra en el extremo noreste de la remota provincia de Cagayan. La oficina climática indicó que la tormenta volvería al mar el domingo temprano.
El sistema produjo lluvias en toda la isla principal de Luzón, pero no tan fuertes como se temía.
La semana pasada, Filipinas y otros países del sudeste asiático, como Vietnam, Laos y Camboya, fueron golpeados por el tifón Ketsana, que causó 400 muertos en la región.
La alarma para la capital de Manila se mantiene -se temía por la resistencia del sistema de canales y diques-, y las autoridades recomendaron a la población que permanezca en los refugios. Aún hay riesgo de lluvia, sostuvo la presidenta Gloria Macapagal Arroyo por la televisión nacional.