César A. Sosa. Editor de Negocios
El Gobierno es muy planificador, pero tiene problemas en la ejecución de sus proyectos. En parte porque los tiempos de la burocracia son más lentos, pero también porque el Estado ha concentrado la tarea de construir las centrales eléctricas.
La ejecución de los proyectos dependerá de la disponibilidad de recursos fiscales.
Actualmente existe un Plan de Electrificación hasta 2020, que establece las tareas para que no falte energía eléctrica en el país. Las inversiones para ese plan requieren de USD 10 931 millones para el período 2009-2020.
Nadie puede decir que el Gobierno no está planificando, pero los proyectos no se están ejecutando en los tiempos que fueron planificados.
Inicialmente el Gobierno esperaba duplicar la oferta de energía que actualmente se consume, lo cual significaba instalar 3 000 megavatios adicionales hasta 2012.
Los retrasos en algunos proyectos lo obligaron a replantear ese objetivo. Y se previó que siete de 17 proyectos entren hasta 2014.
De estos siete, cuatro están en construcción: Toachi-Pilatón, Mazar, Ocaña y Baba, que suman 456 megavatios. El resto necesita completar los estudios para su ejecución.
El proyecto Coca-Codo Sinclair, el más importante del país, hasta la fecha no tiene los estudios actualizados que sustenten una central hidroeléctrica de 1 500 megavatios, pese a que fue lanzado en 2007.
La ejecución de los proyectos dependerá de los recursos fiscales, léase de los ingresos petroleros. Algunos planes ya se retrasaron este año porque el Gobierno no tenía plata.