Redacción Judicial
El Centro de Refugio Matilde acoge a mujeres y a niños víctimas de la violencia intrafamiliar. Aquí vienen las mujeres sobrevivientes del maltrato y se quedan hasta que se solvente el tema legal, social y psicológico. La Casa Matilde forma parte de la red del fundaciones del sur que trabajamos para erradicar la violencia intrafamiliar.
¿POR QUÉ ESTÁ AQUÍ?
Su experiencia. Es psicóloga clínica especializada en temas de defensa de los derechos de las mujeres. Es la coordinadora de la Casa de Refugio Matilde, ubicada en el sur de Quito. Trabaja en la red de fundaciones del sur de la capital en contra del maltrato familiar. Y lleva adelante campañas de ayuda.
En la década pasada, este tema era un tabú en la sociedad. Se juzgaba a la mujer que era agredida y no al maltratador. Pero han habido muchos cambios en torno a ese tema. Los medios de comunicación han contribuido a que las mujeres tengan acceso a la información sobre este tema y puedan saber que tienen recursos legales y de prevención para evitar el maltrato. Asimismo, ahora saben que pueden acceder a una boleta de auxilio. Los medios han abierto las posibilidades de informar sobre el abanico de opciones a las que pueden acudir.
La violencia siempre ha existido pero ha habido temor en denunciarla. Las cifras de denuncias han crecido y eso no necesariamente es malo, pues quiere decir que las mujeres han asumido y se han apoderado de sus vidas. En ese aspecto los medios de comunicación han ayudado mucho a visibilizar los casos de maltrato y sus repercusiones sociales y médicas.
No obstante, en este tema todavía hay mucha tela que cortar. Se debe hacer más y la prensa debe también poner su grano de arena. La violencia intrafamiliar es cíclica y la sociedad no está preparada para entender y desmantelar ese ciclo de violencia, que empieza con la agresión, luego sigue con la denuncia, el proceso legal y después incluso la reconciliación. Pero todo este proceso empieza de nuevo, porque en la relación de pareja no hay igualdad de condiciones. Uno ejerce poder sobre el otro, sea porque depende económicamente o porque está unida por lazos afectivos.
Los medios deben enfatizar en esos aspectos de la violencia. Presentar y difundir historias de las mujeres sobrevivientes de la violencia, para que quienes están en esa situación puedan comprender cómo funciona el maltrato y tomar acciones para evitar que se repita.
Ha habido muchos avances a nivel legal en este tema. Incluso ya se lo considera un tema de salud pública. El trabajo de los movimientos de mujeres ha sido la base en este tema.
Todavía no existe una tipificación del femicidio como delito, pero hay que seguir trabajando en lograr que se lo incluya en la normativa penal.
Pero este año hemos visto que se nos ha dado el apoyo. El Gobierno ha contribuido con las casas de refugio y ya no es solo asumido este trabajo por las fundaciones o por las ONG que trabajan en este tema.
Los medios han sido un recurso importante, aunque también han tenido pros y contras, como que hay muy pocos espacios de denuncia y visualización de los casos. Sí han sido un aporte grande para que se asuma la responsabilidad social de los casos, pero también se los ha usado para mantener y crear estereotipos de las mujeres: ellas son las amas de casa, deben ser sumisas, deben cuidar a los hijos…
Y en el tema noticioso, existen muchos medios impresos que utilizan, por ejemplo los femicidios, para obtener réditos económicos y sacar historias de crónica roja, que no demuestran el problema del maltrato, sino que muestran la violencia de un asesinato, para sacar provecho en su beneficio.
Las denuncias de la violencia intrafamiliar permitieron visibilizar una problemática
Desde la década de 1990, los medios de comunicación dedicaron más espacios para denunciar la violencia intrafamiliar, que afecta a miles de mujeres en todo el país. Según las organizaciones de defensa de los derechos de las mujeres, cerca del 70% de ellas ha sufrido algún tipo de maltrato en sus hogares o en sus trabajos.
Además, a través de las publicaciones de la prensa se pudo debatir y establecer las implicaciones sociales, culturales y afectivas que genera la violencia intrafamiliar, no solo a las mujeres víctimas, sino también a sus hijos y a todo el entorno familiar.
Para ayudar a las mujeres y niños víctimas de la violencia, se han establecido Casas de Refugio. La primera en crearse en Quito fue la Casa de Refugio Matilde, instalada en 1990 y ubicada en el sur de Quito.
Allí se entrega ayuda psicológica, legal y social. Además, se apoya a los niños en temas pedagógicos y de médicos.
La cifra de denuncias de casos de maltrato familiar aumenta cada día, según la Comisaría de la Mujer de Quito. Incluso muchos de los procesos se han convertido en casos de femicidios (asesinatos a mujeres), porque se ha llegado al extremo de la violencia. No obstante, el hecho que las mujeres puedan presentar sus quejas ante las autoridades judiciales es un avance, en el que han contribuido los medios de comunicación, según reconocen las organizaciones de defensa de mujeres.