De un tiempo acá parece que estamos obsesionados con los “doctorados”. La búsqueda de PhD se ha convertido en obsesión y objetivo.
Las universidades, apremiadas por el tema de acreditaciones buscan doctores en lo que sea, necesarios para la docencia o no, calificados para enseñar o no, con tal de cumplir cuotas, otros los buscan o gestionan para acrecentar prestigios y justificar actitudes. Los pergaminos y birretes doctorales, ganados u otorgados por cualquier motivo no cambian, modifican y peor justifican malos modales, descalificaciones y persecuciones al otro o burlas e insultos desde el poder sea este cual fuere. Creo que bien le haría al país contar con mas “señores doctores” que doctores a secas, mas gentes de bien, educadas, ecuánimes y equilibradas que genios sabelotodo que creen producir milagros.