Redacción Siete Días
Alfonso Espinosa de los Monteros llena la pantalla. Quienes crecieron viéndolo cada noche en el noticiero estelar de Ecuavisa no conciben otro ‘señor de las noticias’.
Trabajo en la televisión desde hace 42 años. Soy Vicepresidente de noticias de Ecuavisa, presentador del noticiero estelar y del programa ‘Quien quiere ser millonario’. Estoy ligado a la TV desde hace tanto tiempo que se me hará muy difícil un día dejar todo esto.
Soy de los que no puede vivir sin el periodismo. Aspiro a estar mucho más tiempo. Todo depende del público que me siga aceptando . Me esfuerzo para seguir ganando esa confianza.
En vivo, Alfonso Espinosa de los Monteros derrocha carisma y encanta a sus interlocutores en la conversación. Es formal pero a la vez es tan cercano como se lo imagina quien, cada noche, enciende la televisión para escuchar de él los últimos acontecimientos.
Aunque su partida de nacimiento dice que nació en Quito, él se considera chagra y mono. Porque ese nacimiento en la capital fue “un poco por accidente. Mis orígenes familiares son de Imbabura. Y yo viví en Ibarra hasta los 20 años de edad”.
Entonces, a los 20 se sentía más ibarreño que quiteño…
Y hasta ahora me siento ibarreño, sin despreciar mi capital tan bonita y tan querida. Pero, claro, mi niñez, todos mis comienzos, están ligados a ese medio tan precioso como es Ibarra, Imbabura, sus paisajes…
Hasta hoy tengo varias cosas que me atan a Ibarra con mucha fuerza.
¿Y lo hacen sentir chagra?
De hecho. Mucha gente me dice: ‘este es chagra’. ¡Y yo sé que se me nota a leguas!
¿Por qué se le nota?
No sé. Porque somos un poco distintos. A parte, después de mis 20 años en Ibarra, viví 20 años en Guayaquil. Entonces, nunca estuve realmente conectado con Quito hasta el año 1983, cuando vine acá, un 9 de octubre.
…en fiestas de Guayaquil. Pero muchos guayaquileños lo reclaman como propio.
Es verdad. Pero eso ha sido muy útil para mí: me permite ser realmente de alcance nacional.
¡Una ventaja laboral!
Y tengo muy buenos amigos, cosas muy lindas, gente que quiero mucho en Guayaquil. Entonces, tengo el corazón repartido.
¿Entre Quito, Ibarra y Guayaquil?
Entre esas ciudades y el Ecuador entero. Porque por suerte llego a todas partes y tengo la suerte de ser más o menos aceptado.
Espinosa de los Monteros, muy elegante de traje oscuro y corbata roja, se emociona cuando piensa en el público que le permitió romper récords de permanencia en pantalla: 42 años siendo el rostro de las noticias. Bromea cuando se le pide que calcule el número de generaciones que crecieron viéndolo en la pantalla. “Eso me dice para hacerme sentir viejito”…
20 años en Ibarra, 20 en Guayaquil y de ahí aterrizó hace 26 años en Quito ¿sintiéndose chagra?
Sintiéndome entre chagra y mono. Pero, desde luego, con esa identificación que Quito inmediatamente le produce a uno. Quito tiene una virtud, como todas las ciudades grandes siempre hay población inmigrante, sobretodo del interior del país. Pero Quito tiene una cosa: uno llega y lo atrapa. Uno se identifica automáticamente con Quito y con todas sus cosas.
¿Quito integra a los chagras desde el primer día?
Yo creo que es así. Hay ciudades grandes donde uno puede ir a vivir pero no lograr una identificación total, como sí ocurre con Quito. Por ser en definitiva cuna de la nacionalidad, Quito tiene todos esos atributos con los que uno se identifica rápidamente y en cuanto llega. Uno pasa a ser quiteño con mucha facilidad, por chagra que sea.
¿Será que en la capital hay más chagras que quiteños?
Incluso hay una Sociedad de Quiteños Residentes en Quito, lo cual nos da la medida exacta de que la población está hecha de muchísimo visitante.
Una capital perfecta: acoge a todo el mundo y nadie se siente extranjero…
Sí, hasta quienes vienen de otros países se enamoran fácilmente de Quito. Pienso que es un atributo de Quito.
¿Una capital de amor a primera vista, entonces?
Aquí es fácil hacerse quiteño. Yo mismo, soy un quiteño nacido en Quito, pero además soy un chagra residente en Quito. ¡Pudiera estar en cualquiera de las asociaciones!