Redacción Guayaquil
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Con solo un clic cambió de página. La hoja parecía saltar de la pantalla. Por eso, ni siquiera el intenso destello del monitor opacó la mirada de asombro del pequeño Andy Cevallos. “Es el libro de las aventuras del zorro, me gustan sus historias”, decía el niño sin despegar su mano del ‘mouse’ de la computadora.
Los estudios y metas
La publicación de los textos es autorizada por cada autor. La Espae espera que más escritores nacionales se sumen a este proyecto virtual.
Estudios similares se realizan en países como Estados Unidos, Nueva Zelanda, Alemania, Mongolia, Honduras, entre otros, hace no más de siete años. El proceso en Ecuador está en los primeros pasos.
Integrar a los hijos con los padres en el hábito de la lectura es otra de las metas del programa de bibliotecas digitales.En el laboratorio de computación de la sección primaria del Colegio Politécnico (Copol), la única voz que se escucha es la de Fiorella Yerovi, su compañera de cuarto de básica.
“El ratoncito hizo un hoyo en la tierra para esconderse. En eso, el zorro se le acercó para comérselo y el ratoncito gritó: ya viene, ya viene… el zorro le preguntó: ¿qué viene?… El fin del mundo”, lee la pequeña, clara y pausadamente.
Los demás niños, desde sus asientos, siguen la lectura con la mirada. El cursor que titila en la pantalla es la guía para no perderse entre las líneas del cuento.
Desde el inicio de este año, la escuela del Copol tiene dos espacios de lectura. Uno está lleno de estanterías, con libros de pastas de distintos colores. Pero el más novedoso está en la sala de cómputo: un sistema digital con 4 346 libros de literatura.
“Cada vez más los maestros luchamos con el impacto de los medios digitales, de las nuevas tecnologías. Eso demanda que seamos más creativos y este sistema es un buen apoyo para los nuevos paradigmas educativos que estamos aplicando con los niños”, explica Berenice Engracia, directoria de la primaria del Colegio Politécnico.
El programa de bibliotecas digitales lo impulsa la Espae (Graduate School of Management de la Escuela Superior Politécnica del Litoral-Espol) junto con el Human Computer Interaction Lab, de la Universidad de Maryland, Estados Unidos.
Walkyria Rivadeneira, investigadora encargada del proyecto, asegura que la idea es extenderse a más centros de estudio en el país.
En Guayaquil también participa el Centro Educativo Bilingüe Interamericano (CEBI). En total, unos 200 niños tienen acceso a estas bibliotecas.
Pero el objetivo a corto plazo es dar el servicio a las escuelas de la Sierra, antes del inicio de clases. “El acceso es completamente gratuito. Solo pedimos a las maestras que incluyan los textos de la galería en sus planes de estudio”, detalla Rivadeneira.
El desarrollo de una mejor comprensión de los niños es el principal propósito de este programa. “Queremos ver cómo una colección digital y multicultural afecta el aprendizaje de los chicos, la lectura y su visión hacia otras lecturas”.
Los pequeños también pueden usar las bibliotecas desde sus casas, si tienen Internet. Mediante una clave pueden acceder a la información en línea.
Naomi Moscoso, de 8 años, ya perdió la cuenta de los libros que ha leído a través de este sistema de bibliotecas. “Me gusta compartir las lecturas con mis papás y con todos mis amigos”, cuenta.
Al mes, los alumnos del Copol leen un libro completo en español y otro en inglés.
Durante la hora de español, solo los destellos de una proyección iluminan el salón. Las hojas de un libro parecen saltar de una espiral que se dibuja sobre las paredes. Frente al computador. Naomi continúa con la lectura de un cuento.
Las figuras y los colores con que están adornadas las páginas es lo que más llama la atención de los pequeños.
“Muchas veces no se lee porque resulta aburrido. Pero frente a la pantalla los chicos se sienten más motivados, por la interacción que hay con el texto”, dice la maestra Arelly Macías.