Durante años he sido invitada a decenas de novenas con la natilla desabrida, el coro destemplado y los eternos villancicos monotemáticos y reiterativos.
A veces me toca ir, pues, si no, me arriesgo a ser declarada persona no grata en el edificio, en el barrio o en las reuniones. Pues bien, en estos días recibí una tarjeta con una singular invitación: ¡asistir a una novena feminista!
Sí, ya sé: son términos algo contradictorios. Las letras de los villancicos de las novenas están lejos de ser cánticos a la equidad entre hombres y mujeres; están lejos de contarnos esta nueva religión del amor que un hombre nombrado Jesús trató de construir y cuyo mensaje no tiene mucho que ver con lo que nos cuenta el viejo catecismo.
Para alimentar la última novena, decidí compartir, como regalo de columnista en esta Navidad, algunas de las estrofas compuestas por Alejandra Quintana, joven feminista, maestra de música, quien las entona con su muy bella voz, acompañada de su guitarra. Ella me autorizó para presentarles esta muestra.
Coro: No, no, no/ No nos dejaremos, señor /No, no, no, no /No nos dejaremos, señor/ No, no, nos dejaremos/ Que nos coarte ni subestime la religión.
No, no / Niña del pesebre / Nuestra Diosa y hermana /Tú sabes y entiendes/ Del dolor causado;
Que cuando sufrimos/ Maltratos y angustias, siempre recordamos/ que el cristianismo /Nos ha fregado;
Dios es nuestra duda/ No nos cabe duda/ que es de los hombres /una invención.
Afirmaremos siempre/ mientras estemos presentes/ que una mujer lo hubiera /hecho mejor.
Coro: La verdad, la verdad, digan la verdad/ María Magdalena era la dura del lugar./ Los apóstoles de envidia la / hicieron echar.
La que sí sabía orar y rezaba sin parar /era María Magdalena, /No los doce que hay por ahí/ Dizque era una vulgar/ prostituta y muy banal./ Esa fue una gran mentira para poderla ocultar/ la parcera de Jesús /que lo acompañó a la cruz…
A los machistas apóstoles les dio un patatús /y la iglesia sin dudar/ A María quiso sacar.
Pa’ tener una disculpa y no dejarnos predicar./ A la mamita mama…
Coro: A la mamita mama, mamita mama, mamita ea/ Porque trabaja el triple, bendita sea, bendita sea/ Hombrecillo que corres como un cobarde.
Que dejas a tus hijos y haces alarde /Es culpa de la iglesia con su machismo / Que les enseñó a los hombres el despotismo.
Hombrecillo que pegas a las mujeres/ que las violas y agredes y muchas mueren/ de la iglesia aprendiste a quemar brujas.
Que al querer ser iguales son prostitutas/ las mujeres trabajan y crían los hijos.
Y los hombres descansan, no hacen oficio/ Aprendieron lo improductivo/ a creerse mejores./ Y sin motivo.
El Tiempo, Colombia, GDA