Hugo Romo Castillo
Mientras el Presidente entrega su informe semanal, por razón desconocida juega un papel importantísimo el menú.
El pueblo se entera que se ha deleitado con pato, gallina, guatita y otros manjares cuya mención seguro provoca estragos en los estómagos vacíos de algunos asistentes, sobre todo los beneficiarios del bono, no así de sus ministros.
Dos “personas descalificadas” portando carteles insultantes a la majestad del poder molestaron al Presidente, que se quejó por la negligencia de su personal de seguridad al permitir ingresar a un sitio destinado exclusivamente para los ‘ciudadanos’ -léase miembros de Alianza País- que están allí entre para aplaudir las ocurrencias del Presidente y escuchar sus canciones.
De todas maneras los quejosos fueron objeto del agravio y la burla presidencial.
Algo similar ocurrió con el ex presidente Noboa y el general Moncayo, puesto que las palabras de solidaridad y reconocimiento a su honradez fueron matizadas con insultos.
¿No hay forma de pedir al Presidente algo de prudencia y respeto a las personas que no piensan somo él? Juan Montalvo se refiere a la soberbia como el abismo donde desaparece el mérito verdadero.
Queja de un lector
Francisco Aguirre
Soy suscriptor de EL COMERCIO desde muchos años atrás. Me levanto temprano para leer y apreciar sus notas.
Observo molesto los errores que cometen (gramaticales, ortográficos, de sintaxis, de redacción, históricos, etc., etc.), pero confundir a un presidente extranjero con otro es el colmo.
En la edición de ayer hablan sobre los problemas humanitarios que está pasando Guatemala e insertan una foto del Presidente de México diciendo que es Álvaro Colom. ¡Adicionalmente, detrás del mandatario mexicano está su bandera!
Por favor, parecería que quien revisa el contenido del Diario poco le importa la fidelidad de su información.
Pese a ello, seguiré leyendo EL COMERCIO pero me quedará la duda de que la información que proporciona sea la correcta o haya sido comprobada.
Nota de la Redacción: Lamentamos el grave error y asumimos con respeto las críticas que nos hace el lector.