En China, hubo un aumento masivo de autos en las últimas dos décadas y media. En Shanghái, una ciudad que tiene 18 millones habitantes y una gran industria de automóviles, circulan 700 000 carros.
En los noventa, el Municipio construyó autopistas de seis carriles. La red vial fue prolongada en un 40% y hoy está conformada por más de 7 000 kilómetros.
Sin embargo, el tráfico siempre ha causado problemas a Shanghái. Por eso, en 1986, la metrópoli introdujo un sistema para mitigar el aumento de los autos; medida que se mantiene hasta hoy y que es la única en todo el país.
El modelo funciona a manera de un concurso. Así, los ciudadanos que quieran conducir deben participar en una subasta para lograr una placa. Cada mes, la ciudad ofrece entre 6 000 y 8 000 placas nuevas. Normalmente, entre 10 000 y 20 000 personas tratan de obtener ese registro. Para entrar en la subasta, los conductores deben pagar un depósito de USD 250 y los que mejor pagan, ganan.
Según la oficina de Transporte de Shanghái, en octubre pasado, el precio promedio por una placa fue de 34 402 yuan (USD 5 036). En las temporadas de mayor demanda, los valores alcanzan una media de hasta 47 700 yuan (USD 6 983). Los valores más altos no son publicados y solo se informa el promedio. Los ciudadanos bromean que el metal más precioso en Shanghái es la placa.
Investigaciones de la agencia de noticias Reuters muestran que una placa puede costar más que un auto. En China el vehículo más simple vale aproximadamente 40 000 yuan (USD 5 856).
Mucha gente no puede permitirse entrar en la subasta. De los 1,8 millones de personas que tienen permiso de manejar, menos del 40% puede conducir su propio auto porque no tiene placa.
Comparada con otras ciudades chinas como Pekín, Shanghái tiene menos problemas de congestión y contaminación del aire. Gracias a esta medida solo hubo un aumento moderado del tráfico. Pero la situación ya es grave. Durante las horas pico, los autos y los buses van a una velocidad de 11,5 kilómetros por hora.