Redacción Quito
La mano derecha de Cecilia Carrión temblaba cada vez que tocaba el ‘mouse’ de la computadora. La falta de “práctica frente al ordenador” le ponía nerviosa.
Para esta madre de 2 hijos y moradora del barrio La Ferroviaria Alta, en el sur, asistir a su segunda clase de Computación era algo emocionante. Los nervios eran por su falta de experiencia con las computadoras.
Carrión estudia un curso de informática los lunes y miércoles, de 09:00 a 11:00, en el Centro de Desarrollo Comunitario (CDC) del barrio. Ese centro se inauguró el pasado 20 de febrero y ya tiene más de 160 alumnos en distintos talleres.
Las clases de computación tienen alta demanda. Patricia Pintado educa a 18 personas en el horario matutino y 20 en el horario vespertino. La maestra, quien también es moradora de La Ferroviaria, asegura que los talleres han tenido gran demanda. “Es la primera vez que hay un acercamiento así con esta comunidad”.
Además, los cursos son gratuitos. Estos centros se crearon con el objetivo de intensificar la capacitación ciudadana por medio del trabajo con la gente.
La mayor parte de maestros que dicta los talleres en el centro es habitante del mismo sector. “La idea es fomentar el desarrollo local de las personas y con los colaboradores de aquí mismo”, concluye Pintado.
Cecilia Carrión vive a dos cuadras del Centro de Desarrollo. Dos veces por semana baja desde su casa hasta las calles Gilberto de la Cueva y Heleodoro Ayala, donde está el CDC.
En este sitio, antes funcionaba el colegio artesanal Azucena de Quito, pero quedó abandonado. El Cabildo recuperó ese espacio y lo entregó al sector.
Tatiana Noguera, de 13 años, llegó la semana pasada. Su hermana le contó sobre las facilidades y la oferta académica del lugar. “Yo estudio informática y como en las mañanas no hago nada, quería aprender más”.
En el aula de computación existen 10 ordenadores nuevos. Las mesas sobre las que se apoyan las máquinas también lucen relucientes, sin manchas ni basura. El CDC funciona en una casa de dos pisos totalmente renovada. El color naranja de la fachada contrasta con el resto de construcciones deterioradas de la calle Gilberto de la Cueva.
Dos estudiantes utilizan una computadora. Edwin Tipán y José Ignacio Mera se sientan en la cuarta máquina del lado izquierdo. Los dos adolescentes, de 14 y 13 años, respectivamente, se emocionan cada vez que Pintado les da la orden de prender la máquina. Sus manos no temblaban; se movían rápido sobre el teclado. No era su primera vez frente a una computadora. “Nos gusta porque así podemos conocer más”, dice Tipán.
Ayer en la mañana el aula estuvo casi llena, solo dos máquinas estuvieron apagadas. Una de las reglas más importantes del centro es acudir puntualmente. Tampoco están permitidas las faltas. Si un estudiante no va dos veces, automáticamente se lo retira del taller. Según Pintado, esta medida es necesaria por la demanda de personas.
Andrés Jínez, encargado del área de Cultura del CDC, explica que la intención es que al sitio acuda la mayor cantidad de moradores de la Ferroviaria. “Es necesario que entre la comunidad y las autoridades se creen compromisos para que los proyectos sigan creciendo”.
El centro atiende de lunes a sábado, de 08:00 a 19:00. El sábado es el día más concurrido.
La Ferroviaria también tiene el apoyo de una ONG (Urbal). Esta institución donó algunos implementos que se utilizan para las clases, entre ellos, computadoras, herramientas.
El trabajo de los CDC
En la última semana se abrieron los centros de Llano Chico, San Diego y Cotocollao. En la ciudad existen 15 centros de este tipo. Hasta agosto habrá 40 sitios en el Distrito.
La mayoría de los CDC trabaja de lunes a sábado. Hay talleres de música, pintura, teatro, manualidades, computación y apoyo escolar.
En la Ferroviaria se está pensando en abrir nuevos talleres además de los que ya se imparten en el barrio.