Ciudad del Vaticano, AFP
Benedicto XVI preside hoy en Roma el Vía Crucis, en conmemoración del calvario de Cristo, en un momento en que la Iglesia, abrumada por escándalos de pedofilia, atraviesa uno de los momentos más difíciles de su historia.
Desde 2008, Benedicto XVI, que cumplirá 83 años el 16 de abril, no hace ya el recorrido que conmemora el suplicio y la muerte de Cristo, y se limita a recoger la cruz de madera al final.
Hoy en la noche, después de la misa de la Pasión de Cristo en San Pedro, presidirá la ceremonia desde la terraza del Monte Palatino, frente al Coliseo.
Este año el Vía Crucis llega precedido por un rosario de casos de abusos sexuales a menores por parte de sacerdotes y religiosos encubiertos a menudo por su jerarquía en Europa, particularmente en Alemania, país natal del Pontífice, y en Estados Unidos.
El ex jefe del episcopado italiano, el muy respetado cardenal Camillo Ruini que redactó las “meditaciones” que se leerán en cada una de las etapas del Vía Crucis, reconoció que la Iglesia católica “atraviesa un periodo de sufrimiento”.
“Un sufrimiento por las faltas cometidas por los hijos de la Iglesia, en particular los sacerdotes, y por la voluntad de arremeter contra la Iglesia”, estimó en Radio Vaticano el prelado, que denuncia ataques externos que pueden “extirpar la fe en Dios del corazón de los hombres”.
“Es el momento más difícil desde la publicación de la encíclica Humanae vitae (contra la contracepción) de Pablo VI en 1968”, explicó el vaticanista Bruno Bartoloni. Según él, “en esa época hubo una crisis tan fuerte, con ataques personales contra el Papa y la Iglesia en general”.
Esta vez el escándalo salpica a Benedicto XVI, acusado de haber solapado las acciones de curas. Algunas voces piden incluso su dimisión.
“No es una novedad”, destaca Bruno Bartoloni. “Ya hubo llamamientos a la dimisión de Pablo VI debido a su encíclica, como los hubo contra Juan Pablo II, pero porque estaba cansado y enfermo”, recuerda.
Frente a esta crisis profunda que golpea la Iglesia ahora que celebra la muerte y resurrección de Cristo, el Vaticano y muchos prelados salieron en defensa de la institución y de su jefe.
“Se cometieron errores, pero no en Roma”, estimó Jerome E. Listecki, arzobispo de Milwaukee, en el norte de Estados Unidos, donde Benedicto XVI fue objeto de duras críticas, sobre todo en las páginas del New York Times. Un abogado también pidió que el Sumo Pontífice preste declaración y lo haga bajo juramento.
El cardenal estadounidense William Levada, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, respondió al Times destacando “la deuda de gratitud” para Benedicto XVI “por haber introducido procedimientos que ayudaron a la Iglesia a actuar frente al escándalo de abusos sexuales”.
El jefe de la Iglesia católica estadounidense, monseñor Francis George, en una entrevista con Radio Vaticano, insistió en lo mismo, al decir que Benedicto XVI había exigido, cuando era prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, que los obispos transmitieran las informaciones de que disponían y alejasen a los sacerdotes pedófilos de los jóvenes.
Las celebraciones de la Semana Santa culminan el domingo con una misa solemne en la plaza San Pedro y la tradicional bendición papal Urbi et Orbi.