Fanáticos ecuatorianos se toman fotos previo al encuentro ante Suiza. Foto: EL COMERCIO
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La Esplanada dos Ministerios es impresionante en la noche y la madrugada de Brasilia. Las luces monumentales iluminan cada edificio con verde y amarillo y convierte el paisaje en una bandera gigante de Brasil. Este es uno de los puntos de atracción para los visitantes, aunque para otros -tal vez los más fanáticos del fútbol- es el estadio.
En ese grupo de los más fanáticos están por estos días los ecuatorianos. En la capital de Brasil ya corre el rumor de los ecuatorianos que llegaron en bicicleta desde Loja o los que viajaron en bus e incluso los que llegaron en avión. Para todos ha sido un viaje largo, pero nadie se ha quejado de la travesía.
En la medianoche y madrugada del 15 de junio el aeropuerto de Brasilia estaba peculiarmente lleno de ecuatorianos. Al menos dos vuelos llegaban llenos de connacionales y unos cuantos colombianos. La vestimenta delataba a los hinchas e incluso los gritos a favor de Ecuador, unos ojos incrédulos veían a los fanáticos y unos poquitos gritaban, como para no quedar mal, “Brasil”.
Andrés Rodríguez partió el viernes de Quito, cruzó Lima y Sao Paulo y a la madrugada aterrizó en Brasilia. Estaba vestido con una chompa de la Selección y de su espalda colgaba la bandera de Ecuador como si él quisiera ser un superhéroe que viene a avivar los graderíos del estadio Nacional de Brasilia. El poder de este superhéroe estará con la Tri hasta el 4 de julio “porque creemos que Ecuador pasará hasta octavos de final”.
Cada ecuatoriano traía una sonrisa y alguna alegoría ecuatoriana con el orgullo que solo se muestra antes de jugar un partido mundial. María Paz Ricaurte, quien llegó con su familia, lució unos lentes novedosos: tricolores con el escudo nacional en el medio. También vino desde Quito y claro se quedará acompañando a la Tri hasta las últimas consecuencias.
En esta previa no se veían suizos, el aeropuerto solo mostraba a los ecuatorianos. En los principales hoteles también se veían connacionales unos alegres por naturalidad otros porque empezaron a festejar con algún licor para calmar las ansias.
La temperatura de la madrugada hace recordar esas frías noches de Quito. Las estrellas en el cielo hacen sospechar que al mediodía del 15 de junio no lloverá y se verán por las grandes avenidas de Brasilia más compatriotas alistándose para hacer latir los graderíos del estadio nacional.