La presión era demasiada. Los errores que perjudicaron a dos importantes mercados futbolísticos (Inglaterra y México) obligaron a Joseph Blatter, el presidente de la FIFA, a pedir perdón.
Blatter no es de los que agacha la cabeza. Acaba de decir que si el presidente francés Nicolás Sarkozy se entromete en la Federación del balompié galo, lo enfrentará. También ha peleado contra el sindicato de los clubes más poderosos del mundo, los de Europa. Blatter ha terminado por imponer cómo deben vestirse los futbolistas y hasta cómo deben ser los festejos. Es el ‘Papa del fútbol’.
Pero los errores que afectaron a Inglaterra (un gol de Frank Lampard que no marcó el árbitro) y México (el argentino Carlos Tévez anotó en fuera de juego) han generado una ola de críticas tan grande que Blatter solo pudo decir: “Perdón”.
Las agencias de noticias reportaron ayer que Blatter, en persona, ofreció disculpas a las delegaciones de Inglaterra y México. Además, se mostró abierto a la posibilidad de volver a hablar sobre reformas para introducir ayudas tecnológicas. “Es un tema importante. El futuro del fútbol internacional está relacionado con el control del juego”, expresó Blatter, según un reporte de la agencia DPA.
Blatter prometió que los miembros del International Football Association Boards (IFAB, el órgano que decide el cambio de reglas en el fútbol) discutirán el uso de la tecnología para evitar bochornos como el de este Mundial.
El propio organismo, sin embargo, había descartado hace cuatro meses cambios en ese sentido. “La pregunta era si debíamos permitir el uso de la tecnología en el fútbol y la respuesta fue clara: ¡No! La tecnología tiene que quedarse fuera del juego”, señaló el secretario general de la FIFA, Jerome Valcke, tras una reunión de la IFAB en marzo, según recuerda DPA.
Durante años, la FIFA ha examinado varios sistemas tecnológicos como el uso de otras cámaras o un chip en la pelota. Después de experimentar en competiciones juveniles, como en el caso del Mundial Sub 17 de Perú en el 2007, los sistemas fueron desestimados debido a que la FIFA decidió que no eran totalmente precisos.
Mientras Blatter hacía este mea culpa, la FIFA anunciaba la lista de los árbitros que seguirán en el torneo. Los jueces implicados en los errores de los cotejos Inglaterra-Alemania y México-Argentina, Jorge Larrionda y Roberto Rosetti, fueron descartados.
También fueron separados algunos árbitros que cometieron errores menores, como el maliense Koman Coulibaly, que anuló un tanto aparentemente legal a Maurice Edu en el cotejo Estados Unidos-Eslovenia (2-2) .
Entre los árbitros que sí pasaron el corte de la FIFA y cuentan con opciones de dirigir los últimos encuentros hay cuatro sudamericanos: el brasileño Carlos Simon, el argentino Héctor Baldassi, el colombiano Óscar Ruiz y el chileno Pablo Pozo.
De la lista original de árbitros de la zona Conmebol solo cayeron los uruguayos Larrionda y Martín Vázquez.
El chip llegó en el 2006
El debate sobre si la pelota cruzó o no la línea de gol en el fútbol es viejo. Ya en 1932, un gol anotado por el Newcastle contra el Arsenal en la final de la Copa FA inglesa no fue validado y causó indignación nacional porque la pelota claramente atravesó la línea.
El partido forma parte de la historia del fútbol inglés y está casi a la altura del tercer gol de Inglaterra, de Geoff Hurst, en la final del Mundial de 1966 ante la República Federal Alemana, el gol más famoso y polémico de todos los tiempos.
En el 2006, la International Football Association Board (IFAB), órgano legislativo del fútbol, permitió a Adidas y a Cairos Technology experimentar con un chip en la pelota, que enviará una señal al árbitro cuando el balón cruzara la línea de gol.
En el 2008, la FIFA, con el apoyo de Gales y de Irlanda del Norte, congelaron los experimentos tecnológicos. En su lugar, el IFAB dio permiso para añadir dos árbitros adicionales detrás de cada línea de gol en la Liga Europa y en competiciones juveniles.
Los árbitros se defienden
Mientras los árbitros más polémicos se escondían de los medios, sus compañeros en el Mundial de Sudáfrica rechazaron ayer las críticas recalcando el escaso porcentaje de errores y la dificultad de la tarea que enfrentan.
El responsable del departamento de arbitraje de la FIFA, José María García Aranda, y los réferis se encolumnaron detrás del discurso oficial de apoyo sin fisuras a sus colegas.
El español comparó la labor de los jueces con la de los futbolistas. “En este torneo se lanzaron 12 penales y cuatro fueron errados, esto significa que el promedio de acierto fue del 70 por ciento. ¿Por qué nosotros debemos ser totalmente perfectos?”, se preguntó.
El árbitro inglés Howard Webb dijo que está dispuesto a usar tecnología en su oficio. “Tengo la mente abierta para todo lo que nos haga más creíbles. Usaré cualquier herramienta que tenga para sacar lo mejor de mis capacidades”, expresó Webb, quien ha sido uno de los mejores jueces pese a su error durante el triunfo de Eslovaquia sobre Italia por 3-2, al anular un gol legítimo del italiano Fabio Quagliarella por un inexistente ‘off side’.