Una nueva tragedia ferroviaria vuelve a enlutar a las familias de inmigrantes latinoamericanos y españoles, luego del grave accidente ocurrido la noche de miércoles en la localidad de Castelldefels, en Barcelona.
13 jóvenes, en su mayoría latinoamericanos, murieron y 14 resultaron heridos -tres de ellos se encuentran en estado crítico- al ser arrollados a las 23:23 por un tren de alta velocidad en Castelldefels, un balneario del noreste español, cuando cruzaban las vías para asistir a una ‘verbena’ playera de San Juan.
En plena noche de San Juan, que en Cataluña y otras regiones de España es tradicional celebrar en torno a hogueras junto al mar, un grupo de unas 30 personas, que habían bajado de un tren de cercanías en el apeadero de Castelldefels Playa, cruzó las vías en vez de utilizar el paso subterráneo. Este, al parecer estaba lleno de gente que se dirigía hacia el mar, según relataron testigos en esta localidad turística de algo más de 65 000 habitantes.
En ese momento, un tren Alaris procedente de Alicante y con destino a Barcelona cruzó la estación, atropellándolos.
“En tres segundos, todo se llenó de cadáveres”, relata Marcelo Cardona, un testigo de la trágica noche de San Juan. “Cuando las puertas del tren se abrieron, me quedé con mi familia atrás. Los jóvenes salieron hacia el paso subterráneo, pero se colapsó inmediatamente”, explica.
Otro paso aéreo con el que cuenta el Apeadero de Castelldefels está cerrado desde hace un año, cuando acabaron las obras de la estación, completamente remodelada y modernizada.
“Fue cuando un grupo cruzó a pie. Un tren contrario llegó a toda velocidad. En tres segundos, todo se llenó de cadáveres. Todos gritaban y lloraban. La gente estaba en estado de ‘shock’”, añade Cardona. El grupo estaba integrado por jóvenes de entre 16 y 26 años según información oficial.
Al parecer, el maquinista frenó como pudo. Se detuvo unos 800 metros después del impacto mortal. Cardona asegura que el tren pitó “tres veces”, pero otros testigos dicen que no lo hizo.
“Pitó a último momento cuando ya estaba encima”, sostiene el chileno Claudio Lucero, propietario de un supermercado instalado justo frente a la estación.
“Anoche (miércoles), todos los trenes venían llenos y había mucha gente en los andenes. El maquinista debe haber visto cómo estaban de llenas las estaciones al pasar por Vilanova o Sitges y podría haber disminuido algo su velocidad”, se indigna el comerciante chileno.
Pero Carlos Segura, responsable del sindicato, Semaf, dice que “el maquinista actuó conforme porque la gente ha pasado por el paso superior en vez del inferior. Ante esta situación un maquinista que va a la velocidad que le permite reglamentariamente, poco puede hacer. Lo único que puede hacer es intentar frenar”.
Según informaciones, el tren, que no tenía parada en el apeadero, viajaba a 139 km por hora, por debajo de los 150 permitidos como máximo, y emitió las señales acústicas preceptivas al aproximarse a la estación. Pero fue en vano. Todas las versiones del siniestro, tanto las de los testigos como las de las autoridades, apuntan a la imprudencia de las víctimas como origen del accidente. Ya hay en marcha una investigación judicial. Y el Ministerio de Fomento español ha ordenado otra.
Los cuerpos destrozados por el impacto fueron transportados al Instituto Médico Legal de Barcelona, donde se dirigieron por la tarde amigos y representantes de unas 60 familias que buscan a sus seres queridos.
Yolanda Flores, ecuatoriana, es madre de dos chicos que estuvieron en el accidente y que se salvaron “milagrosamente”, confió.
“Por un lado estoy contenta porque se salvaron mis dos hijos milagrosamente, pero por otro estoy triste pensando en mi hijo que espera noticias de Dani, su mejor amigo, allí dentro”, dijo.
“Estoy acompañando a uno de mis hijos, que está buscando desesperadamente a su gran amigo, Daniel, de 35 años”, relató entre sollozos. “Mi otro hijo fue ya dado de alta tras resultar herido en un pie. Iban a celebrar San Juan y mire en lo que terminó”, añadió. Flores dijo que la madre de Dani “lo está buscando por los hospitales porque no cree que esté aquí”, indicó refiriéndose al edificio donde se practican las autopsias.
El cónsul de Ecuador en Barcelona, Freddy Arellano, no confirmó la versión de Richard Olivo, quien indicó que entre las víctimas mortales del accidente está su cuñada, la ecuatoriana Rosa María Guevara Arboleda, de 19 años y originaria de Balzar.
Lo que sí se conoce, según el Cónsul, es que la hija de Olivo está en terapia intensiva y le fue amputada la pierna en el hospital.
De las 13 víctimas, ocho ya están identificadas, siete hombres y una mujer; mientras que de los cinco restantes, se sabe que son dos hombres y tres mujeres.