El olor a quemado es fuerte en el destacamento policial de Cumandá, especialmente en las dos celdas ubicadas en la parte posterior de esta construcción de una planta y de 70 metros cuadrados.
Dos huecos abiertos en la pared de ladrillo, a punta de combo y piedra, permiten ver el daño que ocasionaron las llamas.Los sanitarios están rotos, las paredes negras, el mobiliario destruido y los techos totalmente cubiertos de hollín. Pedazos de prendas de vestir y de neumáticos incinerados quedaron esparcidos por todo el suelo. El agua, que se usó para aplacar las llamas, no tuvo por dónde evacuar y cubrió algunos restos de madera.
Todos los vidrios y las ventanas del destacamento estaban destruidos. Y las dos principales puertas de madera, dañadas. El fuego afectó también al resto de las habitaciones: dormitorios de los policías, cocina, comedor y espacio para atender al público.
Con un poco de nervios, la pequeña Marlene C., de 13 años, se acerca al destacamento. Ella vive con su familia en una casa construida en la parte alta del terreno contiguo. Esto le permitió observar lo que ocurrió, tras el intento de ajusticiamiento a dos personas que estaban en el calabozo.
Lo que más le quedó marcado fue cuando vio cómo la piel de uno de los detenidos se desprendía de sus brazos, por las llamas. Con temor, indica algunos pedazos de piel que tenían un color gris y que quedaron en la parte exterior, a la altura de los dos huecos que fueron abiertos en la pared. Esto no había ocurrido en este cantón de Chimborazo.En ese momento, la madre la llamó, con un tono de molestia ya que estaba conversando con extraños y de un tema delicado. Con apuro, Marlene vuelve a la casa y su progenitora no quiere contar nada acerca de lo ocurrido.
Según el reporte oficial, todo comenzó cuando Antonio D. (34 años) y José P. (46) fueron detenidos tras el supuesto asalto y robo a Carmen Oliva. La mañana del lunes, tras retirar dinero de dos cooperativas de ahorro, la señora se dirigió al banco a depositar USD 4 000. A la altura de las gradas de El Mirador, fue interceptada por dos personas.
Tras el robo, se embarcaron en un automóvil rojo Chevrolet y se dirigieron hacia La Puntilla. Desde este sitio se puede ir a Milagro (Guayas) o a Pallatanga (Chimborazo). Se equivocaron y usaron un camino lastrado que termina en un balneario del río Chambo.
Cuando se dieron cuenta que algunos pobladores los perseguían, uno de ellos se lanzó al río y escapó. Los otros dos no. Unas 30 personas los cogieron y golpearon. Por intervención de varios policías, los dos sospechosos fueron conducidos al calabozo del destacamento.En este sitio, un taxista que fue asaltado a finales de junio y que se libró de ser asesinado, los reconoció. Es ahí cuando se los vinculó con la muerte de Nelson Armijos Vargas, otro taxista que apareció muerto el día en que su compañero fue asaltado.
Los ánimos subieron de tono y el grupo de pobladores pidió que los sacaran para darles un escarmiento, ahí se planteó incinerarlos. Como los policías no cumplieron con ese pedido, los pobladores hicieron los huecos en las paredes de los calabozos.
Los gases lacrimógenos que se usaron no lograron impedir el hecho.
Los pobladores encendieron llantas y las lanzaron dentro de los calabozos. También usaron maderos.
A José P. y a Antonio D. no les quedó otra cosa que “escapar” de las llamas por los huecos, pero afuera recibieron más castigo. Los bomberos habían llegado, sin embargo, otros grupos de personas impidieron que se acercaran.
Una vez que los policías retomaron el control, sacaron a los dos heridos. En una ambulancia fueron llevados, primero, al centro de salud del cantón El Triunfo y luego al Hospital Guayaquil. Pero, por la gravedad de las heridas, fueron al Hospital Luis Vernaza.
Antonio D. tiene quemaduras de segundo y tercer grados en el 70% de su cuerpo. Su condición es crítica, al punto que es posible que no sobreviva, dijo Alberto Daccach, jefe del Servicio de Emergencia. El estado de José P. es estable, presenta quemaduras en el 10 % de su cuerpo.
Diego Verdezoto, fiscal de Cumandá, cuenta que la destrucción de una parte del destacamento se investiga. Por ahora, espera un informe de la Policía.
Ayer se realizó la audiencia de calificación de flagrancia de los dos detenidos y se dispuso su prisión preventiva. Ellos serán trasladados a Riobamba, si sus condiciones de salud lo permiten.
El presidente Rafael Correa conoció el caso mientras estaba en Chimborazo. Allí criticó el intento de linchamiento. “Tendrán los juicios respectivos, ya tenemos identificados a los dirigentes con video y todo. No podemos permitir que aquí se instale la ley de la selva”, señaló el Jefe de Estado.
Desde el 3 de febrero pasado, cuando comenzó a operar la Fiscalía local, hasta ayer, se registraron 204 indagaciones. De ellas, ocho están en fase de instrucción y cuatro en llamamiento a juicio. En este período hubo tres asesinatos, tres homicidios y 65 robos.
Hernán Pique, alcalde de Cumandá, pide más atención por parte del Gobierno. Él dice que ocho policías asignados al cantón no son suficientes para afrontar todos los problemas de inseguridad que se dan en la zona.
Hasta que se concrete la asistencia, el funcionario se comprometió a liderar una minga para la reparación total del destacamento policial de Cumandá.