Elizabeth Zambrano tiene una mala costumbre. Siempre quiere dejar su auto lo más cerca posible del local donde va a ingresar. Ayer, tenía urgencia de enviar una encomienda y decidió hacerlo desde un establecimiento ubicado en la calle Maldonado, en el sur de Quito.
El parqueadero más cercano está ubicado a dos cuadras del lugar, pero a las 09:00 no había un espacio desocupado. Entonces estacionó su Chevrolet sobre la acera, a pesar de que a esa hora transitaba por allí un número considerable de personas.
“Tengo temor de que me roben el carro. Por eso prefiero dejarlo en un sitio donde lo pueda ver mientras realizo los trámites”.
Según la Ley de Transporte Terrestre y Seguridad Vial, estacionar el vehículo en lugares no permitidos es una contravención leve de segunda clase.
Se sanciona con una multa equivalente al 10% del salario mínimo unificado y la reducción de tres puntos en la licencia de conducir. Zambrano no sabe cuánto le tocaría pagar si un Policía le cita por la contravención.
“Hasta ahora no me han llamado la atención. Pero si en algún momento ocurre, le daré algunas explicaciones al policía”.