En la casa de Blanca Caranqui se sabía poco acerca de reciclar hasta mayo pasado. La quiteña, de 31 años, vive en el Conjunto Habitacional Huayanay 1, en Quitumbe, junto con su esposo, Luis López, y sus dos hijos, Alexis, de 11 años, y Gabriela, de 4 .
Luego de que el matrimonio asistiera a las charlas sobre reciclaje que el Municipio de Quito ofreció, empezaron con este proceso para separar los desperdicios dentro de su hogar. “No fue complicado”, dice Caranqui. En una jornada de capacitación, que duró cuatro horas, aprendieron a clasificar la basura.
En el condominio de 150 viviendas habitan unas 100 familias. Todas aprendieron a reciclar los desperdicios.En la casa de la familia López, lo primero que hicieron fue identificar el tipo de basura que se generaba en cada espacio del hogar. Así, en el segundo piso, donde están las habitaciones del matrimonio y de los niños, se detectó que salía más basura inorgánica y poca orgánica. Pero en la cocina predominaba la basura orgánica.
El segundo paso fue ubicar basureros para cada tipo de desperdicios en los puntos ya identificados. Con ello, asegura López, se logró una primera clasificación de la basura de la casa. “No es un proceso complicado, ni tampoco costoso”, dice el quiteño.
Para el administrador de este condominio, Boris Cumbicus, lograr que todos los habitantes de Huayanay 1 clasifiquen los desechos desde sus hogares es el reto.
Todo empezó gracias a la iniciativa de Cumbicus junto con los condóminos, de mejorar el tratamiento de los desechos sólidos.
Por ello, gestionó la capacitación a los vecinos en la Administración Zonal de Quitumbe, ubicada junto a Huayanay 1.
Eso sucedió en mayo pasado y, desde entonces, el Administrador envía comunicaciones cada semana en las cuales recuerda a todos los moradores sobre la importancia de reciclar. En este lugar, cada semana se recoge más de una tonelada de basura.
El hijo mayor de la familia López, Alexis, ya sabe dónde debe dejar la basura de lo que él consume. Por ejemplo, si un cuaderno se usó por completo va al tacho del segundo piso. Pero si se comió una fruta, lo que queda de esta tiene que depositarse en el basurero de la cocina.
López reconoce que a la niña menor aún le cuesta un poco clasificar la basura. “Pero está aprendiendo y todos los días le insistimos para que no lo olvide”, cuenta mientras sale de su casa.
Luego de la clasificación en el hogar, la basura se ubica en uno de los tres basureros que se encuentra en un sector específico del área comunal del condominio. En un gran tacho amarillo se depositan los desechos plásticos, en el azul, el papel y en el gris, los envases de vidrio.
Cumbicus dice que las personas que recopilan la basura inorgánica pasan los lunes, miércoles y viernes. Ellos ingresan y recogen lo que dejaron en los tachos grandes y lo que se almacena en una pequeña bodega. Mientras que los desechos orgánicos los recoge, los mismos días, el carro recolector de la basura de la Empresa Metropolitana de Aseo.
El Administrador afirma que aún hay personas que confunden los desperdicios y los dejan en los tachos que no corresponden. “Pero poco a poco vamos aprendiendo entre todos el proceso de clasificar. Los desechos inorgánicos no se venden”.