Las altas temperaturas persisten durante el invierno en las zonas del Ártico. Según la investigación, el suelo no se está congelando como antes.
El incremento de la temperatura mundial podría estar causando un aumento en las emisiones de dióxido de carbono (CO2) provenientes de la tundra de Alaska. El fenómeno preocupa a los científicos, ya que esto aceleraría el calentamiento global.
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences muestra que las emisiones del gas de efecto invernadero, desde octubre a diciembre del 2015, fueron un 70% mayores que las registradas en 1975.
Róisín Commane, autora principal del estudio e investigadora de la Universidad de Harvard, explica que el artículo fue parte del proyecto Carve (Carbon in Arctic Reservoirs Vulnerability Experiment), desarrollado por la Agencia Espacial de EE.UU.
Después de volar sobre la tundra de Alaska y comparar los datos recolectados con las observaciones realizadas, tuvieron resultados “sorprendentes”.
La Tierra no se está congelando como antes, dice Commane. En el pasado, lo hacía de una forma más rápida y en etapas tempranas del invierno, mientras que actualmente permanece caliente, incluso hasta en los días de enero.
La investigadora explica que los suelos que rodean los límites del Ártico tienen gran cantidad de carbono acumulado durante miles de años, el cual es suficiente para duplicar el monto actual deCO2 en la atmósfera, si es liberado.
En el verano, los microbios descomponen la materia orgánica que se encuentra allí, lo que produce CO2. Al llegar el invierno, el suelo empieza a enfriarse nuevamente, pero las emisiones continúan hasta que se congele por completo.
En algunas zonas tomaba alrededor de 30 días que la Tierra se acercara a los 0 grados, dice Commane, ahora el proceso puede tomar 100 días.
Durante todo ese tiempo, los microbios permanecen activos y procesan el carbón, que después se emite a la atmósfera. Los resultados revelan que la Tierra está liberando más CO2 del que absorbe. Esto ocurre incluso al final de la temporada invernal.
Según Commane, este es un fenómeno que se predecía podría ocurrir en 30 o 50 años, pero ya se está viendo ahora, lo que implica replantear ciertos modelos establecidos.
Este es el primer estudio que revela cómo una zona amplia del Ártico se está convirtiendo en una fuente de carbono y que, además, determina cómo se está llevando a cabo el proceso durante el invierno.
La publicación se contrapone con un artículo del investigador Dave McGuire, publicado en el 2016. Este indica que los ecosistemas en Alaska están removiendo más carbono del aire del que estaban emitiendo. Para McGuire, la nueva investigación es un paso más, pero no es la última palabra.
Commane cuenta que junto con su equipo estuvo un año “tratando de probar que los resultados obtenidos eran incorrectos”. Las conclusiones sorprendieron a todos los miembros del equipo, por lo que quisieron estar seguros antes de la versión final.
El objetivo actual de los investigadores es extender el análisis hasta la parte norte de Canadá. Actualmente, ya se están realizando viajes a la zona. El nuevo estudio les permitirá ampliar la evidencia.