El cantante romántico trae bajo el brazo un show y un disco en donde reinterpreta sus “joyas de la corona”. Foto: Víctor Lerena/ EFE
Al conversar, el cantante español Raphael tiene una voz que denota calma. Es un buen momento para él ya que la presentación de su disco ‘De amor & desamor’ en España el año pasado fue un éxito medido en aforos llenos.
Por otro lado, esta etapa de su carrera va de la mano con el desempeño de su instrumento, uno que a sus 71 años le parece aún “privilegiado”.
A través del auricular del teléfono, el intérprete de Toco madera se toma unos segundos para meditar la respuesta a cada pregunta. También hace pausas largas que enfatizan sus oraciones finales sin necesidad de cambiar su tono.
Al momento de realizar la entrevista con EL COMERCIO, se encuentra en su cuarto, en un hotel de Argentina. Ha respondido entrevistas durante toda la tarde y pese a que la noche ha impuesto su escenario en el sur del continente, su forma de charlar continúa cálida y enérgica.
Rafael Martos, su nombre real y con el que se ha registrado en su lugar de descanso, tiene por objetivo el llevar su show en vivo -aquel tan bien recibido en España- por toda Sudamérica.
Quito, Ecuador, será una de sus paradas este jueves 30 de abril. Se sabe que interpretará aquellos clásicos que reinterpretó en su última placa y otros más que son favoritos de su público. Sin embargo, ha decidido no brindar muchos detalles más del espectáculo con el fin de “jugar con el factor sorpresa”.
Según confiesa, el reencontrarse con temas fundamentales de su repertorio al producir el disco tuvo un efecto en él que va más allá del sentido de las canciones. “El significado de ellas no ha cambiado con el tiempo. Lo que sí lo ha hecho es mi manera de expresarlo”, asegura el nacido en Linares para después de una pausa ampliar su comentario.
“Es la evolución lógica de un artista preocupado por ser cada día mejor. Yo voy aprendiendo mucho y eso se refleja mucho en la música. Hay artistas que cuando aprenden llegan a cierta edad y no pueden demostrar lo que han aprendido porque ya no tienen voz; por la vida que han llevado o lo que sea. Afortunadamente, yo estoy intacto, mi voz, y puedo demostrar lo que he podido aprender”.
Asegura que si bien no ha tenido un régimen especial de cuidados para su voz, sí está consciente de las cosas que no se llevan bien con las cuerdas vocales. Las ha debido evitar para prolongar su carrera y mantenerse en un estado óptimo.
Tal es su confianza actual que al grabar e interpretar temas que popularizó hace más de 30 o 40 años, no ha tenido que bajar el tono a las composiciones –algo usual en vocalistas que ya no pueden llegar a las notas de la juventud-.
“En algunas canciones (la tonalidad) se mantiene igual, en otras se sube… depende de lo que tú quieras interpretar y cómo lo quieras interpretar. Si quieres más tensión o menos tensión. Como en En carne viva, por ejemplo. Creo que hemos hecho una versión impresionante. Me parece que está más alta (que la original)”.
El artista quiere dejar en claro que el volver a su propio repertorio responde al objetivo de demostrar su poder interpretativo en una época en donde las canciones nuevas le parecen, en general, lejos de la calidad que se exponía en las épocas en que su carrera empezó a despuntar.
“He podido comprobar que en general las canciones de antes son mejor que las de ahora. Sus melodías son más rotundas y definidas. En los tiempos que yo empezaba había mucha creatividad, había muchos temas. Hoy hay buenos intérpretes pero los temas no tienen la altura que deberían tener”.
De todas maneras, pese a haber detectado la falta de compositores románticos para Raphael ha sido imperativo el seguir trabajando en material nuevo. Por tal motivo, desde enero de este año se ha juntado con compositores españoles jóvenes para dar vida a su próximo disco cuyo nombre, según revela, será ‘Inédito’.
“Hay material impresionante. Es algo muy comprometido (para los compositores) porque, claro, yo tengo canciones históricas. Manejarse con eso en mente es muy complicado. Pues, se ha conseguido”.
Antes de la despedida, el ‘Ruiseñor de Linares’ –en tono afable y distendido- rememoró la amabilidad de la gente y el colorido del Ecuador, cualidades que ha sabido detectar en sus múltiples visitas al país que lo recibirá en un nuevo encuentro con su música.