Acuciosidad y presteza para alinearse con el libreto oficial; lentitud y molicie para atender las causas que disgustan a los dueños del poder. Esta es la tónica con la que se administra justicia en Ecuador.
Casos como el de Clever Jiménez o el de la Fundación Pachamama son ‘resueltos’ con una rapidez asombrosa y, curiosamente, siempre a favor de las tesis esgrimidas originalmente por el Gobierno.
Temas evidentemente justos y legítimos como el derecho a la réplica exigido por Blasco Peñaherrera Solah -luego de que él fuera insultado públicamente en una sabatina- quedarán sin fórmula de solución definitiva, por sectarismo político solamente.
El trato inequitativo que tantas personas sufren de parte del Estado está debilitando el entramado social ecuatoriano. Hay un creciente desencanto -sobre todo entre la clase media que creyó en la retórica gubernamental- por la forma arbitraria como se resuelven los conflictos de cualquier índole en el país.
Hace siete años, los ecuatorianos creían que el régimen iba a enfilar sus cañones hacia los principales grupos de poder únicamente: los partidos políticos, la banca y los medios de comunicación, por ejemplo. Pero más tarde esa estrategia de confrontación también se extendió hacia instituciones como la Policía, la Iglesia Católica y las organzaciones no gubernamentales.
Hoy por hoy, cualquier ciudadano de a pie puede ser víctima de la ira oficial y sufrir, por tanto, persecución y abusos de parte de la autoridad. Este es un grave síntoma de descomposición política, pues el poder constituido deberíaproteger los derechos del ciudadano en vez de destruirlos.
Como es obvio, esta mala práctica solo ahondará la crispación social y la incertidumbre que ya existen.
Un primer aviso del descontento que se está fermentando en las entrañas de la sociedad ecuatoriana es la derrota electoral que sufrió el movimiento oficialista el pasado 23 de febrero.
Tristemente, aquella señal clarísima de parte del electorado apenas ha sido tomada en cuenta por el Ejecutivo. Solo se han hecho un par de cambios en la nómina de funcionarios, pero no ha habido un verdadero interés por cambiar el estilo autoritario de ejercer el poder.
Mientras al interior del país se pretende uniformar a la gente por la fuerza, el régimen ha lanzado un ‘spot’publicitario sobre el Ecuador que utiliza el mensaje fraternal y pacifista de The Beatles. ‘All you Need is Love’ es el tema de fondo que se escucha a lo largo de la propaganda.
La letra de la canción es un himno a la individualidad humana patentizada en su capacidad de amar. El contraste tan fuerte entre lo que dice aquel ‘spot’ y lo que vive una porción cada vez mayor de ecuatorianos es escalofriante.